En un episodio más de sus agresiones contra la prensa crítica, el presidente Andrés Manuel López Obrador volvió a lanzarse contra Carlos Loret de Mola y Azucena Uresti. No negó la autenticidad de las llamadas del empresario Amílcar Olán y hasta una semana después defiende a su guarura Daniel Asaf.
En su conferencia de prensa de este martes el tabasqueño continuó con su estrategia de difamación contra Uresti. Otra vez sus trucos gastadísimos: que desde Madero no se había insultado tanto a un presidente como a él, pero que “no se censura a nadie”, que Loret de Mola debe mostrar sus propiedadas y que lo de la periodista era porque ella “quería tener otro espacio”.
Recordó su infamia de hace “un año o dos años”: que ella se iría a trabajar a Latinus, porque “pagan muy bien ahí, están en contra de nosotros, y la señora, la dama, periodista, ha estado en contra de nosotros siempre”, pero que en Milenio no se lo autorizaron. Por supuesto, no presentó (ni ha presentado) ninguna prueba de ello, y omitió decir que Uresti lo negó y le respondió que era una mentira.
Curiosamente, el presidente, que se enteró de ese rumor sobre Latinus, dijo que no sabía que Uresti tiene un programa en la tarde en Radio Fórmula, aunque se ha referido repetidamente a varios de los conductores de este grupo, en especial a Ciro Gómez Leyva y Joaquín López-Dóriga, y dijo que “no tengo tiempo para estar escuchando programas de radio, viendo televisión, noticieros”.
Luego le deseó suerte a Uresti, a Loret y a Joaquín López-Dóriga, y, para continuar desviando la atención, insistió en que el conductor de Latinus dé a conocer sus propiedades.
López Obrador se fue contra Loret en un intento de defensa de sus hijos: “Él dice que mis hijos actúan con prepotencia, que practican el influyentismo, que son deshonestos; que lo pruebe, pero que no haga un montaje, ya sé que esa es su especialidad”.
Después no negó la autenticidad de una de las grabaciones del empresario Amílcar Olán, en las que se escucha hablar de sus negocios con el gobierno con la intermediación de Gonzalo López Beltrán: “Pero que le graban a alguien, a un amigo de mi hijo, diciendo: ‘Ya voy a hablar con Bobby’”, dijo, sin negar la autenticidad de la grabación ni del actuar de su hijo.
El mandatario comentó que no sabía que a Asaf, su guardaespaldas, le dicen “el Gallo”, y una semana después de que Loret lo exhibió, López Obrador por fin salió en su defensa al extenderle su certificado verbal de “honestidad”: dijo que es “eficaz, trabajador, honrado, de toda mi confianza”.
“Ya le dije a Daniel: lo bueno es que no le han quitado ni una pluma a nuestro gallo. Pero es todo, esa es la gran acusación”, dijo el presidente.
Pero no hizo referencia a los contratos del gobierno que Latinus exhibió en respaldo de las grabaciones de Olán.