El presidente Andrés Manuel López Obrador acaparó este domingo los titulares de la prensa mexicana con su declaración en el sentido de que México, en respuesta a un llamado de la ONU “aceptó reducir sus pedidos” de la vacuna Pfizer, con la finalidad de que éstas se destinen “a los países más pobres”.
De esta manera, el presidente capitalizó políticamente los retrasos en la fabricación y entrega de las vacunas Pfizer a la Unión Europea, motivadas por ajustes en una de las plantas de producción de la farmacéutica y un llamado que hizo el viernes 15 de enero el secretario General de la ONU, Antonio Guterres para que el mundo sea más solidario en el tema de las vacunas.
¿Qué ocurrió?
Que Pfizer redujo su ritmo de producción de vacunas para hacer ajustes en sus procesos industriales, pero estos cambios afectan el calendario de entregas únicamente en la Unión Europea. No se informó absolutamente nada en relación con las entregas a México.
No existe información alguna, con excepción de la declaración del presidente mexicano, que indique que efectivamente México sería afectado por la reducción de la producción de Pfizer. Pero el presidente aprovechó para quedar como solidario con los países “pobres”.
Pfizer informó de dichos retrasos el viernes 15, y anunció que los retrasos afectarán a Europa, debido a los cambios en los procesos de producción se efectúan en su planta en Bélgica. La diferencia es que mientras varios gobiernos de la Unión Europea elevaron su protesta por estos retrasos y lo calificaron de “inaceptable”, el presidente mexicano manipuló políticamente la situación.
Este lunes 18 de enero, el gobierno de Austria, por medio del canciller Sebastian Kurz, informó que debido a los problemas de producción de Pfizer y “ciertos retrasos en la entrega”, dispondrá de 20% menos de vacunas para el mes de enero.
El viernes 15, en comunicado de prensa, Pfizer dijo que habría retrasos en las entregas de vacunas dirigidas a hacia la Unión Europea y que dicha reducción duraría hasta 4 semanas. Posteriormente anunció que estaría en posibilidad de reducir los retrasos para que solo sean de una semana.
López Obrador mencionó que hizo caso “al llamado de la ONU” en el sentido de que los países más favorecidos “aceptaran” reducir sus pedidos de la vacuna Pfizer. Al no haber manera de verificar cuántas vacunas ingresan diariamente al país, para el presidente es sencillo fingir que se recibieron menos, al tiempo que se sigue vacunando por medio de las brigadas compuestas por funcionarios federales en tiempos preelectorales.
El supuesto llamado de la ONU a reducir las peticiones de vacunas es una distorsión de la conferencia de prensa que Guterres ofreció el viernes 15, coincidentemente, el día que Pfizer anuncia sus retrasos.
Citamos a Guterres:
Lamentablemente, el efecto mortal de la pandemia se ha visto agravado por la ausencia de un esfuerzo global coordinado. En memoria de esos dos millones de almas, el mundo debe ser mucho más solidario.
Ha llegado el momento de actuar.
Se están introduciendo vacunas contra el COVID-19 seguras y eficaces, y las Naciones Unidas están apoyando a los países para movilizar el mayor esfuerzo mundial de inmunización de la historia. Tenemos el compromiso de garantizar que las vacunas se consideren bienes públicos mundiales y sean patrimonio de las personas.
De ahí que sea necesario financiar íntegramente el Acelerador del Acceso a las Herramientas contra el COVID-19 y su mecanismo COVAX, cuyo objetivo es que las vacunas estén disponibles y sean asequibles para todos y todas.
Sobre el mecanismo COVAX, la Organización Mundial de la Salud, en su sitio ww.who.int, explica:
“El Acelerador ACT es una innovadora iniciativa de colaboración mundial para acelerar el desarrollo y la producción de pruebas, tratamientos y vacunas contra la COVID-19 y garantizar el acceso equitativo a ellos. COVAX está codirigido por la Alianza Gavi para las Vacunas (Gavi), la Coalición para la Promoción de Innovaciones en pro de la Preparación ante Epidemias (CEPI) y la Organización Mundial de la Salud (OMS). Su objetivo es acelerar el desarrollo y la fabricación de vacunas contra la COVID-19 y garantizar un acceso justo y equitativo a ellas para todos los países del mundo”.
Los retrasos en la producción para Europa de la vacuna Pfizer no tienen que ver con el mecanismo COVAX. Es un asunto de procesos internos. Nada más.
El presidente mintió.