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El presidente Andrés Manuel López Obrador quiere desaparecer las diputaciones plurinominales para hacer crecer el poder de su partido dentro de la Cámara de Diputados, advirtió el académico José Woldenberg, ex consejero presidente del Instituto Federal Electoral.

En el artículo titulado Resortes Autoritarios, publicado este 16 de junio en Nexos, Woldenberg afirmó que AMLO ha demostrado tener “bien aceitados” sus “resortes autoritarios” puesto que “en su reunión con el Consejo Mexicano de Negocios adelantó que pretende deshacerse de los diputados plurinominales”.

Si no existieran diputados plurinominales, dice, la coalición política presidencial habría obtenido el 62% de las curules en la Cámara de Diputados en las recientes elecciones. Ello resultó esencial para compensar la sobrerrepresentación legislativa de “Juntos Hacemos Historia” y es por eso que AMLO ahora busca desaparecer estos cargos, alertó.

Dice Woldenberg que “si no existieran diputados plurinominales, con los resultados de los 300 distritos, tendríamos que la coalición presidencial ocuparía el 62 % de los escaños, es decir, 186. La otra coalición solo 107 (35.66 %) y MC 7 (2.33 %)”.

Es decir, continúa, con tan solo 42.6% de los votos estarían muy cerca de tener mayoría calificada (ya que sin plurinominales, el número de diputados quedaría en 300).

“El presidente pretende volver a los tiempos anteriores a los de la reforma política inaugural de 1977 que le inyectó un cierto pluralismo a la Cámara y empezó a naturalizar la coexistencia de la diversidad entre nosotros. Porque en el esquema que propone el presidente una cantidad de votos superior a la de la alianza gubernamental (46.8 % de votos sumando los del PRI-PAN-PRD-MC), acabarían con el 38 % de los escaños”.

Agrega que “con las reglas actuales, los plurinominales servirán para equilibrar la representación en la Cámara. Morena y aliados tendrán el 55.8 % de los diputados, la alianza PAN-PRI-PRD 39.6 y MC 4.6 %”.

Lo que AMLO pretende hacer es “convertir una minoría de votos en una supermayoría de escaños” y afirma que el propio PRI, en 1976 y 1977 reconoció que la fórmula uninominal “le otorgaba una ventaja que no se correspondía con las adhesiones ciudadanas plasmadas en las urnas y aceptó modificar el esquema de integración de la Cámara para que la representación fuera más equitativa”.

Recuerda que lo que el PRI nunca aceptó fue un sistema de representación estricta en que “el porcentaje de votos se convirtiera en un porcentaje idéntico de diputados”, pero ahora, el presidente que algunos consideran de izquierda “pretende que el país vuelva a un método anterior a la primera reforma político-electoral significativa”.

Se recordará que esta misma semana el presidente se preguntó que para qué queremos “tantos diputados”, si salen muy caros al país. Y propuso una reforma electoral que incluya la desaparición de las diputaciones plurinominales, las cuales tienen justamente el propósito de evitar que el Congreso de la Unión esté dominado por un solo partido.

Finaliza diciendo que por fortuna, la alianza oficialista no tiene los votos suficientes para modificar la Constitución en este sentido y manifiesta su esperanza de que el sistema electoral evolucione para lograr que el porcentaje de votos sea igual al de curules.

*ofv

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