Nuevamente el presidente Andrés Manuel López Obrador intentó encubrir el plagio de la ministra Yasmín Esquivel Mossa, para lo cual volvió a acusar a los denunciantes de callar ante robos, de ser corruptos e hipócritas, aunque sin evidencias de ello, y equiparó el caso con su desafuero. Pidió que “el que esté libre de pecado, tire la primera piedra”.
En su conferencia de prensa de este martes, cuestionado sobre el caso de plagio de la ministra, López Obrador insistió en que eso lo debe determinar la instancia correspondiente, que es la UNAM, y luego incluso otras.
Cuando se le preguntó si cambiaría su opinión sobre Esquivel Mossa (el pasado 26 de diciembre, por ejemplo, no se cansó de destacar su “rectitud”) si la UNAM determina su culpabilidad, el tabasqueño volvió a acusar a los denunciantes para encubrir la muy probable responsabilidad de ella, quien fue propuesta por él al cargo de ministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) y que es esposa de amigo José María Riobóo. Sin mostrar evidencias ni a esperar a que las instancias correspondientes lo definan, a los denunciantes de plagio el sí los acusó y juzgó por “corrupción”.
“Dicen: ‘¡Plagio!’. Ojalá y los problemas de México fuesen por plagio; los problemas de México son por robo. Y todos los que dicen ‘¡plagio!’ o se quedan callados ante los robos, o se han quedado callados ante los robos, o ante la corrupción, nada más que si no les parece algo, y más si se trata de perjudicarnos a nosotros, inmediatamente se enfilan. No tienen escrúpulos morales (sic) de ninguna índole, los conservadores son muy corruptos y muy hipócritas, pero también vivimos en una democracia y somos libres”, afirmó el mandatario para encubrir a la ministra.
López Obrador equiparó lo que ocurre con Esquivel Mossa con su propio proceso de desafuero, por lo que, en plena tarea de encubrimiento, afirmó: “Cada vez que hay una injusticia así pues no me gusta; o sea, porque es politiquería. Por lo general los que acusan no tienen autoridad moral”.
Dijo que en este caso se aplica “aquello de que el que esté libre de pecado, que tire la primera piedra. Pero como son muy hipócritas, son finísimas personas, se les olvida todo. Es increíble el cinismo, el cretinismo. Pero, repito, somos libres y lo más importante de todo es que hay un pueblo muy consciente, un pueblo que es mucha pieza”.
Para mejor encubrir, volvió a su diario ataque contra los medios, a los que declaró “moralmente derrotados”, lo que ellos mismos se buscaron por estar “metidos en la desinformación”, acusó que calumnian y cuestionó su credibilidad.
Mucho menos palabras dedicó el presidente a Norma Lucía Piña Hernández, la recién elegida presidenta de la SCJN, quien tuvo que buscarlo para comunicarse, según dijo el tabasqueño. Dijo que, como no estaba, la ministra le dejó recado, y que después él se comunicó con ella para felicitarla.
Después habló de una reforma al Poder Judicial, la cual no cree posible con Piña Hernández, aunque deseó equivocarse. Dijo que por el momento no se reunirá con ella porque “no hay ahora tema y es parte de la autonomía”. Y, como si fuera por gracia de él, habló de la independencia de la SCJN y de su inexistencia anterior.