Después del escándalo generado por Beatriz Gutiérrez Müller el pasado 1 de julio por una respuesta que dio a quien le preguntó cuándo atendería a los padres de los niños con cáncer, su esposo, el presidente Andrés Manuel López Obrador, dijo que “se meten hasta con mi familia”, y que “es conmigo, no con ellos”. Pero ya antes ha dejado sentir su poder para respaldar los mensajes de ella en su cuenta de Twitter.
Durante su conferencia de prensa, López Obrador, en una parte en que en un minuto habló lo mismo del instituto de transparencia que del caso Odebrecht, Franz Kafka y las series de Netflix, comentó lo siguiente: “Entonces, por eso tanto coraje en contra del gobierno que represento, y no sólo contra el gobierno que represento: se meten hasta con mi familia. También eso quiero aprovechar para decirles que es conmigo, no con ellos. Mi esposa no va a ser candidata a nada; ella no es primera dama, es una mujer independiente, con criterio. Lo que ella expresa es lo que piensa, y yo no censuro, no limito su libertad, porque la han emprendido contra ella, desde luego contra mi hijo”.
Continuó su alegato con la aclaración de que “yo soy el que estoy conduciendo el proceso de transformación; yo soy el que estoy a la cabeza de este proceso para erradicar la corrupción y me siento orgulloso”.
Y añadió que no está solo, sino que “somos millones de mujeres, de hombres que estaban hartos de que una minoría se sintiera dueña del país, de que México fuese país de unos cuantos y que no contara el pueblo, que se humillara al pueblo, que se ofendiera al pueblo, que se robaran el dinero del pueblo”.
Pero López Obrador ha respaldado decididamente a su esposa en sus expresiones públicas hechas en Twitter. El miércoles pasado Gutiérrez Müller colocó un tuit en el que celebraba el triunfo electoral de López Obrador, y una persona puso en los comentarios la pregunta de cuándo atendería a los padres de los niños con cáncer, a lo que respondió “no soy médico, a lo mejor usted sí. Ande, ayúdelos”.
Eso desató un amplio rechazo a la expresión de Gutiérrez Müller, lo que originó que, primero, retirara su respuesta y a que posteriormente protegiera sus tuits. Finalmente tuvo que disculparse, no sin antes referirse a los adversarios de su esposo, que “están muy inquisidores”.
Pero Gutiérrez Müller ha participado muchas veces activa y polémicamente en Twitter: como ejemplos recientes, el 26 de junio se unió al llamado que hizo Adelfo Regino, titular del Instituto Nacional de Pueblos Indígenas, para que Jorge G. Castañeda pidiera disculpas por supuestos comentarios racistas (el comentarista político había dicho que un par de pueblos de Oaxaca, entre ellos Putla, le parecen “horrorosos”). Entonces tuiteó: “Me sumo. ¡Viva Putla!”.
Tres días después fue el presidente quien, en su conferencia de prensa, dijo que Castañeda debía pedir disculpas por su expresión “despectiva, discriminatoria, racista” contra el pueblo mixteco de Putla.
Entonces, de forma expedita, al otro día la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, atenta a los dichos del presidente, lamentó las declaraciones de Castañeda, a las que llamó “discriminatorias, ofensivas y displiscentes”.
Antes, el 16 de junio Gutiérrez Müller criticó que se invitara a Chumel Torres a un diálogo público sobre racismo y clasismo que había organizado el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred). Al locutor le exigió una disculpa pública por lo que considera “ataques a mi hijo menor de edad”, punto sobre el que insistió cuando menos en un par de tuits más.
Al día siguiente en su conferencia de prensa López Obrador se lanzó contra el Conapred, del que dijo que hasta desconocía su existencia y amagó con su desaparición para integrarlo a la Secretaría de Gobernación. También dijo que la invitación a Chumel fue como invitar a un torturador a un foro de derechos humanos.
Después de la exigencia de Gutiérrez Müller y las declaraciones de López Obrador el diálogo público fue pospuesto por el Conapred (aunque fue retomado y realizado por la organización Racismo MX), la titular del Consejo, Mónica Maccise, tuvo que renunciar a su cargo (“Nada tengo que ver”, tuiteó Gutiérrez Müller) e incluso HBO suspendió el programa de Torres mientras investigaba sus redes sociales.
Evidentemente, Gutiérrez Müller no está sola: tiene a su esposo, con todo su poder, al lado de ella.