Ni el bastón de mando que le heredó Andrés Manuel López Obrador ni su inútil clamor por la unidad de Morena ni haber gobernado la capital le sirvieron a Claudia Sheinbaum, virtual candidata de Morena a la Presidencia de la República: Omar García Harfuch, su delfín en la Ciudad de México, resultó vencido en la disputa por la candidatura capitalina. Clara Brugada, alcaldesa de Iztapalapa, se impuso en toda la línea con apoyos desde Palacio Nacional, donde no necesitaron bastón para dar el varapalo al recurrir a la cuota de género.
A las 3:30 de la mañana de este sábado Mario Delgado salió a dar fin a la larga jornada de entrega de resultados de encuestas y de repartición de candidaturas a la titularidad del Poder Ejecutivo y de la primera fórmula de senadores. Allí dio el resultado más esperado y que más se había anunciado todo el viernes: Brugada será la candidata oficialista a la Ciudad de México sobre García Harfuch por el criterio de cuota de género, porque en las encuestas fue claramente superada por el policía.
Antes de ese anuncio, casi a la una de la mañana el partido empezó a dar los resultados de las encuestas en la capital: como alertó Martí Batres en una conversación cuya grabación fue ampliamente difundida (un punto más a favor de la verosimilitud de ella) una semana antes, en ellas García Harfuch superó ampliamente a Brugada. Según los números de las encuestas, él obtuvo 40.5 por ciento contra 26.7 de ella. Con 13.8 por ciento de ventaja, era la tercera diferencia más grande entre candidatos de las entidades después de Tabasco y Yucatán.
Sin embargo, lo que siguió fue una encerrona con los precandidatos para explicarles y definir el criterio de género. Allí estuvo la fórmula para que desde Palacio Nacional se diera un golpe en la mesa para establecer como candidata a Brugada, cuyos seguidores habían hecho sentir el rigor a Sheinbaum una noche antes.
Así se mostró desde la salida al escenario de los candidatos a la hora de hacer el anuncio definitivo: a la izquierda de Delgado estaba Brugada, mientras que García Harfuch se situó casi hasta el extremo de ese flanco.
Horas antes, los arribos de García Harfuch y de Brugada al hotel de Polanco donde Morena desgranaba resultados de encuestas fueron muy diferentes: el policía, de manera muy discreta aunque sonriente, entró por la puerta de empleados, casi de incógnito; tiempo después, la vieja militante de Iztapalapa entró por la puerta grande, acompañada por cientos de seguidores y hasta un grupo musical.
El resto de los candidatas (“coordinadores de la Defensa de la Cuarta Transformación” serán llamados) son: Margarita González en Morelos; Claudia Delgadillo en Jalisco; Rocío Nahle en Veracruz, y Alma Alcaraz en Guanajuato.
Los candidatos: Eduardo Ramírez en Chiapas; Javier May en Tabasco; Huacho Díaz Mena en Yucatán, y Alejandro Armenta en Puebla.
Bajar a Omar
Sin duda, Sheinbaum, “coordinadora” de Morena, la ha pasado muy mal en la Ciudad de México desde la elección de 2021, en la que cosechó una derrota impensable en la capital, después de la cual el bloque gobernante en la capital incluso se dedicó al espionaje no sólo contra políticos de oposición, sino hasta contra sus propios compañeros de partido, como mostró el reportaje de The New York Times publicado el jueves.
También recientemente, ante la petición de la dirigencia de Morena de demoler la casa de Xóchitl Gálvez, Sheinbaum tuvo que salir a corregir a su partido al afirmar que ellos construyen, no destruyen.
Desde septiembre se apreció el ataque contra García Harfuch: Alejandro Encinas, entonces subsecretario de Gobernación, afirmó que había estado en las reuniones en las que se definió la “verdad histórica” sobre los estudiantes desaparecidos en Iguala en septiembre de 2014.
El 24 de octubre ocurrió un Waterloo de Sheinbaum en la capital de la república: en medio de los enfrentamientos entre los seguidores de Brugada y de su delfín, buscó realizar un “acto de unidad” en el estadio Azul, el que lució un vacío tan impresionante que la candidata morenista a la Presidencia prefirió no presentarse.
La semana pasada se dio a conocer un audio en el que se escuchó a Martí Batres, sucesor de Sheinbaum en la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de México, dar órdenes para arreciar la campaña contra García Harfuch, para lo cual había que echar mano hasta de “Hernán” y “Viri”.
Se escuchó decir a Batres en algo que resultó admonitorio: “Tenemos dos semanas para bajar a Omar por el tema de género. Yo ya le dije a Dani que le siga pegando con Hernán, con Viri, y a ver si le saca algo más Ana, porque lo último del Minilic nomás no pegó. Hay que seguir creciendo a Clara y no soltar la campaña contra Omar en redes y seguir sacando encuestas que pongan empate y mover todo lo que le ha pegado bien en redes.
“Y no me malentiendas, por favor; no es que no quiera hacerle caso a la jefa, ¿eh? Es que creo que no está viendo las divisiones ni el panorama completo desde la ciudad”.
Por supuesto, Batres negó la autenticidad del mensaje, que atribuyó a la inteligencia artificial, aunque varios especialistas opinaron que la posibilidad de que fuera verdadera rebasaba el 90 por ciento. Pero, sin duda, mucho de lo que se escucha se fue cumpliendo al pie de la letra.
Apenas el jueves y después del escandaloso vacío en el estadio Azul, Sheinbaum pudo llenar la mucho más chica arena México, en el que la virtual candidata presidencial imploraba la unidad de Morena en la Ciudad de México en medio de la gritería a favor de Brugada.
En ese reducido escenario, mucho menos que mínimo para los millones de militantes que presume Mario Delgado, dirigente nacional de Morena, Sheinbaum intentó disminuir la tormenta que ha generado la postulación que hizo de su exsecretario de Seguridad con un llamado a la unidad del partido. Y se dedicó a mencionar a cada uno de los precandidatos a la Jefatura de Gobierno en el acto.
Sheinbaum pasó lista a los precandidatos: primero Hugo López-Gatell, seguido por Clara Brugada (a la que nada más mencionó como “Clara”), Miguel Torruco, Mariana Boy y, al final, su candidato, García Harfuch (a quien sí mencionó por su nombre completo), a los que llamó, sin distinción, “compañeros de primera” con gritos destemplados. La disputa de porras y rechiflas entre los simpatizantes de la segunda y el último fue muy notorio.
La “coordinadora” morenista pedía que los asistentes se levantaran y se desgañitaba para que gritaran “¡unidad!”, pero los brugadistas ahogaron su clamor al son de “¡utopías, utopías!” y “¡Clara ya ganó!”. Ante la gritería, a Sheinbaum no le quedó más que seguir hablando apuradamente entre el barullo para terminar su intervención y, de esa forma, aceptar lo que para ella significa una derrota en toda la línea al no poder imponer su “dedazo”.
Lo que es muy claro es que García Harfuch no se hubiera lanzado al ruedo sin el apoyo de Sheinbaum, y que Brugada no hubiera retado ese designio sin el respaldo de Andrés Manuel López Obrador.
Así aparece Morena este fin de semana: una Sheinbaum desdeñada en su “coordinación”, reducida el jueves a un pequeño escenario frente al tamaño de su ambición, con un Morena dividido y enfrentado, con una parte decididamente opuesta a su decisión de imponer a su delfín. Todo ello quedó evidenciado en la ciudad que gobernó hasta hace unos pocos meses.
Sheinbaum solamente tiene el bastón; Brugada se le impuso, pero no sin el mando salido de Palacio Nacional, desde donde se propinó un varapalo a su propia candidata presidencial.
. @Claudiashein pedía ¡U NI-DAD-UNI-DAD! en la Arena México copada por habitantes de Iztapalapa afines a @ClaraBrugadaM que le respondieron ¡Clara-ya-ganó! ¡Clara-ya-ganó! Y coreaban ¡UTOPÍA-UTOPÍA! Así la U-NI-DAD en Morena. #EsClara pic.twitter.com/YJd8ySx8o3
— Joaquín López-Dóriga (@lopezdoriga) November 10, 2023