El presente año es en el que menos periodistas en ejercicio de su profesión han sido asesinados (como mínimo 25) en el mundo desde hace 17 años, según informó hoy el Comité de Protección a Periodistas (CPJ, por sus siglas en inglés), debido a la estabilización de conflictos regionales. Los dos primeros lugares los ocupan Siria, con siete, y México, con cinco, según el registro de la organización internacional. Asimismo, en otro dato de esa organización que no está en el reporte, se señala que para 2019 hay 14 periodistas desaparecidos en nuestro país, la cifra más alto en el mundo.
El CPJ destaca el caso de México, en el que, señala, los intentos por combatir la impunidad “aparentemente no han surtido efecto”, escribió Elana Beiser, directora editorial de la organización. Señala que este año han caído por homicidio cinco periodistas, mientras que en 2018 hubo cuatro y en 2017 seis, según la categorización del CPJ, que aún investiga otros seis casos en los que el ejercicio periodístico fuera la razón del ataque.
Los periodistas asesinados en México en ejercicio de su profesión documentados por el CPJ son los siguientes: Rafael Murúa Manríquez, de Radiokoshana FM, asesinado el 20 de enero; Norma Sarabia Garduza, de Tabasco Hoy y Diario Presente, muerta el 11 de junio; Francisco Romero Díaz, de Quintana Roo Hoy, Ocurrió Aquí y Quinta Fuerza, victimado el 16 de mayo; Jorge Celestino Ruiz Vázquez, de El Gráfico, asesinado el 2 de agosto, y Nevith Condés Jaramillo, de El Observatorio del Sur, caído el 24 de agosto.
Asimismo, se resalta que cuando menos en dos casos de los reporteros asesinados habían solicitado ayuda al Mecanismo de Protección para Personas Defensoras de Derechos Humanos y Periodistas, al que Beiser describe como “un programa federal que era exhibido como un ejemplo regional para la libertad de prensa cuando se creó en 2012, pero que ha sido ineficaz y ha carecido habitualmente de suficiente financiamiento y personal”.
El CPJ menciona que ha hechos esfuerzos por combatir la impunidad en México,entre los cuales está la realización de una cumbre sobre libertad de prensa en junio en este país, en la cual instó al presidente Andrés Manuel López Obrador a darle prioridad a la libertad de prensa.
En esa reunión Joel Simon, director ejecutivo del CPJ, dijo en su discurso: “Quiero decirlo con claridad: el nivel de violencia e impunidad contra los periodistas mexicanos representa una crisis para este país, y una amenaza directa a la democracia mexicana. Creo que el presidente tiene una oportunidad histórica de transformar la relación entre los medios y el poder, y enfrentar la cuestión de la impunidad y la violencia contra la prensa. Pero se trata de una oportunidad pasajera”.
El comunicado del CPJ recuerda que en noviembre López Obrador prometió que al Mecanismo le serían asignados “recursos ilimitados” para que cumpliera las recomendaciones hechas por el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos en México. Empero, anota Beiser, “es difícil sentirse optimista en un ambiente donde las investigaciones de casos de asesinato tienen graves deficiencias y donde los periódicos sienten la necesidad de anunciar que reducirán la cobertura de temas sensibles por la seguridad de su personal”.
También cabe mencionar que el reporte del CPJ establece que sólo dos periodistas mujeres fueron asesinadas en el mundo, una de ellas la mexicana Norma Sarabia Garduza.
De resaltar es que en la página web de CPJ (no en el reporte presentado hoy) también hay un mapa de periodistas desaparecidos en el mundo, que para 2019 han sido 64; México encabeza la lista de esos casos con 14.
Disminución de homicidios
Los asesinatos de periodistas registrados por el CPJ fueron en el periodo del 1 de enero al 13 de diciembre. Para la organización, la disminución de esos crímenes ocurre cuando en el mundo se ha dado una atención sin precedentes a casos muy destacados, como los del saudita Jamal Khashoggi, la maltesa Daphne Caruana Galizia y el eslovaco Ján Kuciak.
En un comunicado, el CPJ reprodujo el siguiente comentario de su director ejecutivo: “La disminución en la cifra de periodistas que murieron en el ejercicio de la profesión es algo que debemos saludar tras años de agravamiento de la violencia, y fortalece nuestra determinación de combatir la impunidad y hacer todo lo que podamos para proteger a los periodistas. Sin embargo, no debe ser motivo para la autocomplacencia. La cruda realidad es que los enemigos de la libertad de prensa tienen muchos instrumentos a su disposición, como por ejemplo el encarcelamiento, las amenazas judiciales, el acoso digital y la tecnología de vigilancia, que cada vez es más sofisticada”.
Entre esas amenazas a la libertad de prensa Beiser menciona que durante cuatro años consecutivos la cifra de periodistas asesinados se ha mantenido estable en 250, mientras que muchos periodistas, “desde Hong Kong hasta Miami han sido objeto del acoso judicial, el hackeo, la vigilancia t y las campañas de desprestigio”.
Beiser enlista otros hallazgos de las investigaciones del CPJ: no se documentó la muerte de ningún trabajador de medios (traductores, chóferes, guías y empleados administrativos) por primera vez desde 2003; sólo murió un periodista en ejercicio de la profesión en el extranjero; el trabajo más peligroso es el de camarógrafo, y con la mayor frecuencia, miembros de las fuerzas armadas fueron considerados sospechosos del asesinato de periodistas en 2019.
Según específica el CPJ, sus registros integran la ficha de cada víctima y filtros para analizar tendencias a partir de los datos, y aclara que considera “que un caso está vinculado con el ejercicio de la profesión únicamente cuando su personal tiene certeza razonable de que un periodista fue muerto en represalia directa por su labor; de que fue muerto en un incidente de fuego cruzado relacionado con el combate, o de que fue muerto cuando realizaba una cobertura peligrosa”.