Presumiendo que se trata de su sexta visita a Acapulco tras la tragedia de Otis, el presidente Andrés Manuel López Obrador realizó su conferencia mañanera en dicha ciudad, mientras afuera un grupo de damnificados reclamaron que no hay apoyos, que hay desaparecidos, más muertos y que el gobierno ha mentido.
A un mes de la tragedia, AMLO realizó el gesto propagandístico de dar un informe de supuestos avances en la reconstrucción de Acapulco. Para esta acción sí que dejó registro, mismo que no existe de las supuestas cinco visitas anteriores. La
A las afueras de las instalaciones de la 12 Región Naval, familiares de desaparecidos, maestros, policías y trabajadores de la industria turística de Acapulco sostuvieron cartulinas con leyendas como “AMLO traidor”, “AMLO CHTM” o “Se las vamos a cobrar en 2024”. También mostraron mantas con datos de personas desaparecidas. Hubo grupos de trabajadores exigiendo trabajo.
Gritando consignas como “¡Son más muertos!”, exigieron hablar con el presidente. Dentro, la gobernadora Salgado admitió un fallecido más, ajustando la cifra a 50. La mandataria estatal se esforzó en defender al presidente, pues dijo que todo este tiempo ha estado activo y solidario en beneficio de Guerrero. Por supuesto, como es su costumbre, el presidente no recibió a los afectados. Se recordará que hace unos días dijo que no se les acerca para no lastimar la investidura presidencial.
AMLO se dedicó a dar cuentas alegres y declaraciones a la ligera como que reconstruir las viviendas devastadas no es algo “del otro mundo”, debido a que de todas maneras la mayoría de las viviendas destrozadas las hicieron sus propios habitantes.
“La reconstrucción de 2 mil 500 viviendas se tiene que hacer con la participación de todos, con un sistema de autoconstrucción, que no es cosa de otro mundo porque la mayoría de las viviendas las han hecho las familias, son las que primero consiguen los recursos para comprar los materiales y son ellos los que conocen a los maestros albañiles”, dijo con su característica ignorancia e insensibilidad.
Afuera, uno de los manifestantes declaró al diario El Universal que en Acapulco se vive “la peor crisis sanitaria de todos los tiempos y él, indolente, levantó la emergencia desde el 9 de noviembre. Ya basta de insensibilidad, es hora de levantar la voz, por eso vamos a estar aquí y vamos a entrar porque tenemos derecho ser escuchados los acapulqueños”.
El presidente anunció un apoyo de 8 mil pesos por hogar para labores de “limpieza”. Esto, a un mes de la tragedia y mientras la basura se acumula en la ciudad, sin que la alcaldesa haga nada. Obrador dijo que a partir del miércoles de la próxima semana empezará el reparto de apoyos por orden alfabético de apellidos, “como se entregan los apoyos del Bienestar”.
Volvió a prometer que para fines de año, “ojalá sea para Navidad”, estará restablecido el alumbrado público, el agua y las escuelas.
Por su parte, el director de la Comisión Federal de Electricidad, Manuel Bartlett presumió, otra vez, que el suministro eléctrico está restituido casi al 100% y faltan muy pocas instalaciones por arreglar.
“El 98 por ciento de la población ya está utilizando el suministro eléctrico, quedan pendientes 5 mil 900 usuarios que tienen daños mayores en su instalación particular y no es posible recibir el suministro eléctrico”, declaró.
Cada funcionario del gobierno pasó a tribuna a prometer o a presumir buenos avances. Sin embargo, a ninguno de ellos se les vio recorriendo las zonas afectadas. Sus declaraciones las hacen a un mes de la tragedia, y desde la seguridad de una instalación militar.
El titular de la SCT, Jorge Nuño Lara, dijo que “en diciembre quedará completa la infraestructura, sobre todo las obras de drenaje”.
A su vez, el titular de Sedena, Luis Cresencio Sandoval, salió a dar cifras sobre el reparto de enseres domésticos. Se han entregado, dijo, 11 mil 836 paquetes de refrigerador, estufa, colchón, juego de sartenes, licuadora y ventilador.
En la conferencia también estuvieron presentes representantes del sector empresarial, que evidentemente, se aliaron a AMLO para dar un mensaje tranquilizador, mientras afuera la gente común externaba su desesperación, sobre todo por los desaparecidos.
ofv