Después de que Ricardo Monreal criticó las encuestas para definir candidatos de Morena, el dirigente nacional de este partido, Mario Delgado, hizo una apasionada defensa de ese método, y descalificó “a los que le gana la ambición” porque sólo aceptan sus resultados si ganan.
El miércoles pasado, en una conferencia de prensa, el senador Monreal expresó que el método de las encuestas para definir a los candidatos de Morena está “desgastado” y mencionó que ha sido “cuestionado” y que había generado inconformidad en las bases del partido, por lo que “sería bueno buscar métodos distintos”. El 8 de julio Delgado había anunciado a la encuesta como el procedimiento para elegir al candidato presidencial de su organización.
Tras las declaraciones del líder de la bancada de Morena en el Senado de la República, Delgado realizó una enjundiosa reivindicación de la encuesta, que dijo, “es el mecanismo que está establecido en los estatutos de Morena para elegir a las y los candidatos. No es casualidad que existan las encuestas porque se le da la decisión a la gente. La encuesta es simplemente un instrumento para tener la opinión de la gente, y Morena le pertenece a la gente; no le pertenece a una persona, no le pertenece a ningún grupo”.
Además, rechazó que el método demoscópico esté desgastado, y hasta recriminó: “Yo creo que no hay que caer en las trampas de la derecha, que trata de desprestigiar la forma en que nuestro movimiento tomas sus decisiones”.
Agregó que el mecanismo para elegir a los candidatos de Morena seguirá siendo la encuesta mientras así esté establecido en sus estatutos y así se emitirá en la convocatoria, y que así será para 2024 para que “la gente decida quién debe continuar con los trabajos de la transformación”.
“Hay algunos a los que les gana la ambición y que no están de acuerdo en las encuestas en las que participan, cuando no ganan; pero cuando ganan, están a favor de las encuestas”, dijo Delgado, quien en 2017 participó en la encuesta de Morena para elegir a su candidato a la Jefatura de Gobierno, ganada por Claudia Sheinbaum y que generó inconformidad de Monreal, que fue otro aspirante en esa ocasión.
Pese a ese antecedente, el dirigente nacional de Morena dijo que hacía referencia al más reciente proceso electoral, en el que hubo “compañeras y compañeros que no les gustó el resultado de las encuestas; pero no debemos desprestigiar a las encuestas ni las formas en las que se hace”.
Según Delgado, mediante la encuesta se pueden evitar vicios de otros partidos políticos como el amiguismo, el nepotismo y el influyentismo. Además, para implantar otro método se tendrían que cambiar los estatutos del partido.
Finalmente, recomendó a quienes deseen participar en las elecciones de 2024 que sigan enfocados en sus tareas y en dar resultados, “en tener lealtad al presidente de la República, porque es lo que va a evaluar finalmente el México a través de las encuestas”.
Con anterioridad miembros de Morena han mostrado inconformidades por los resultados de las encuestas de aspirantes a diversos cargos. Entre las más sonadas están la de Monreal en 2017 en pos de la candidatura a la jefatura de Gobierno; las de Porfirio Muñoz Ledo y Gibrán Ramírez, quienes buscaban la presidencia de Morena en 2020 (estos ejercicios fueron realizados por el Instituto Nacional Electoral) y la de Pablo Amílcar Sandoval, que intentó alcanzar la candidatura a la gubernatura de Guerrero en 2021, inconformidades que en algunos casos han sido llevadas incluso a tribunales. Pero ha habido más expresiones de otros militantes.
Acerca de los procesos de elección para definir a sus candidatos a 15 gubernaturas que estarían en juego en 2021 (para lo cual el partido incluso cuenta con una Comisión Nacional de Encuestas), diversos medios solicitaron vía transparencia diversos datos de las encuestas, las que el partido declaró “reservadas”, por lo cual no se sabe, por ejemplo, de su metodología.
Al respecto, el director de etcétera, Marco Levario, comentó sobre el método de Morena para elegir candidatos: “Las encuestas de Morena no engañan a nadie, son la máscara con la que decide AMLO. Es decir, acabó el tapado pero continúa el dedazo y quien no acepte traiciona la causa”.