Griselda Triana, viuda del periodista Javier Valdez, fue víctima de un intento de espionaje a través del software malicioso “Pegasus”, el cual se intentó introducir a su teléfono móvil diez días después del asesinato del comunicador, ocurrido el 15 de mayo de 2017, según se desprende de la más reciente investigación de Citizen Lab.
Con este nuevo caso, el grupo multidisciplinario canadiense eleva a 25 el número de afectados por tentativas de hackeo, incluidos dos compañeros de Valdez que colaboraban con él en el semanario Ríodoce, cuyos teléfonos fueron intervenidos con este malware en las horas siguientes al crimen del periodista, aunque aún no se ha precisado con qué objetivo.
Según detalla el informe, “Pegasus” funciona mediante el envío de mensajes de texto de interés para la víctima con un vínculo adjunto, que al abrirse, convierten a su celular un dispositivo de espionaje y permite activar el micrófono y la cámara a distancia, además de acceder a todo el contenido almacenado en el aparato. En el caso de Griselda Triana, el mensaje que se le envió se refería a una posible hipótesis sobre el homicidio de su esposo.
“Podemos añadir el nombre de Griselda a la creciente lista de familiares o abogados de asesinatos vinculados al crimen organizado que demandaban justicia y lo que consiguieron, en su lugar, es ser objetivo de Pegasus”, expuso John Scott-Railton, integrante de Citizen Lab y uno de los realizadores de la investigación.
De acuerdo con información de la agencia AP, a principios de 2017, la agrupación canadiense dio a conocer sus primeros descubrimientos de que reconocidos periodistas mexicanos, activistas y defensores de derechos humanos, fueron objeto de infiltración de este instrumento malicioso en sus herramientas de comunicación.
El gobierno de Enrique Peña Nieto, admitió la adquisición del programa, pero negó cualquier uso ilegal del mismo. El programa era autoría de la compañía israelí NSO Group, que aseguró que sólo lo vendía a gobiernos con el objetivo de vigilar a criminales y terroristas.
Las nuevas indagatorias de la organización, con sede en Toronto, aseguran que la estructura de espionaje siguió activa hasta septiembre de 2018, poco antes del cambio de gobierno en México, ocurrido el pasado 1 de diciembre, y más de un año después de que la otrora Procuraduría General de la República (PGR), anunciara la apertura de una investigación sobre el tema de cuyos resultados nunca se conocieron.
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