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viernes 08 noviembre 2024

En desastre de Acapulco, gobiernos tienen responsabilidad: especialistas

por etcétera

Las autoridades de los tres niveles de gobierno tienen responsabilidad en la previsión y tardía reacción al paso del huracán Otis por Acapulco, opinaron especialistas sobre la atención que el Estado mexicano le ha dado al fenómeno meteorológico.

En entrevista con El Universal, Marco Alberto Rodríguez, académico de la UNAM y consultor en protección civil, responsabilizó a las autoridades de los tres niveles de gobierno de falta de previsión para enfrentar al huracán Otis, que ha dejado muerte y desolación a su paso, sin una eficaz estrategia para enfrentar el fenómeno.

En la conversación, Rodríguez comentó que lo ocurrido era previsible, debido a que los huracanes ocurren en un periodo de unos 20 años, y que el anterior de esta magnitud fue en 1997, con Paulina, además de que se cuenta con el Sistema de Alerta Temprana para Ciclones Tropicales, la que informa de aspectos como magnitud y velocidad del viento, y que emite recomendaciones, el que considera que no fue utilizado correctamente, lo que originó la falta de una previsión eficaz y una respuesta oportuna.

Agregó que también hay pronósticos muy certeros de ciclones y huracanes en cada año, hasta con fechas. Así que, afirmó, ninguno de los gobiernos federal, estatal o municipal, de pueden dar por sorprendidos. Además, lamentó la improvisación y la ineptitud de las autoridades.

Asimismo, resaltó la poca credibilidad de que Acapulco se haya encontrado incomunicado porque es una de los principales destinos turísticos del país y porque la UNAM diseñó sistemas de comunicaciones para enfrentar estas contingencias. 

Por otra parte, Carlos Matienzo, especialista en seguridad, en su cuenta de X comentó el miércoles que el gobierno federal contó hasta con 20 horas para anticipar las medidas que implementaría en Acapulco, y reclamó que la ayuda militar estuviera varada en la carretera.

Asimismo, mostró la anticipación con la que el Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos fue informando del desarrollo de Otis desde el martes a las 4 de la mañana, cuando ya pronosticó que Otis se convertiría en huracán al tocar tierra en el sur de México.

Ese Centro continuó informando en X del desarrollo de Otis, como muestra Matienzo: a las tres de la tarde del martes dijo que se convertiría en un huracán importante y que alcanzaría categoría 4; tres horas después ya anunciaba que se esperaba que llegara a una intensidad cercana a la categoría 5 al tocar tierra, y a las 12 de la noche informó que el ojo del huracán había alcanzado la categoría 5, a punto de tocar tierra cerca de Acapulco, y concluyó: “Es probable que se produzcan daños catastróficos cuando el núcleo se desplaces hacia la costa”.

El Centro Nacional de Huracanes informó del desarrollo de Otis cuando menos desde el domingo 22 de octubre, cuando dio a conocer que de depresión estaba pasando a convertirse en tormenta tropical.

Sin embargo, con absoluto desparpajo el gobierno federal mexicano publicó el miércoles por la noche un mensaje en el que afirmó que “el evento no pudo ser previsto por ninguna autoridad meteorológica”, y lo acompañó con una infografía con la evolución de Otis.

Pero bien señala Matienzo que, con el conocimiento proporcionado por centros meteorológicos, ni así el gobierno anticipó su respuesta a los graves daños que provocaría el huracán.

En su cuenta de X, el martes 24 de octubre la cuenta Gobierno de México no publicó absolutamente nada de Otis pese a que se había ido convirtiendo en una amenaza creciente muy rápidamente, como lo muestra su infografía de un día después. Ni siquiera retuiteó el tardío mensaje del presidente López Obrador publicado la noche de ese día infausto.

Por otra parte, en The New York Times el reportero Judson Jones, especializado en estas situaciones, también hizo un seguimiento de Otis, y el miércoles hizo una suerte de crónica de la sorpresa que dio la intensificación del fenómeno. Pero Jones advierte muy claramente que, antes de su llegada a Guerrero, “incluso cuando Otis era todavía una tormenta tropical, había pruebas suficientes para que el gobierno de México emitiera un aviso de huracán para la costa”.

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