El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, desestimó los pronósticos del Fondo Monetario Internacional (FMI), que prevén una caída de 6.6% en la economía mexicana en el segundo semestre del año, motivada principalmente por la crisis económica en Estados Unidos y el desempleo que se ha producido como resultado de la pandemia de Covid-19.
Según el mandatario, es muy prematuro hacer este tipo de previsiones en un momento en que no hay normalidad económica en el mundo, por la crisis del coronavirus. Consideró que los organismos financieros internacionales deben actuar con más responsabilidad, tener confianza y esperar que la situación se estabilice.
“Cómo ya lo dijimos y lo repito, en estos momentos de inestabilidad, que no hay normalidad económica, financiera, productiva, no existe normalidad, cómo califican ahora? ¿por qué no esperar? o mejor dicho ¿por qué descalifican ahora? Porque no sólo es el caso de México, es generar, o sea, son de los cambios que hacen falta hacerse, el actuar con responsabilidad en estos momentos. Y lo tercero, también son los pronósticos. ¿Por qué ahora? Esperar. Pronósticos de crecimiento, que nueve por ciento menos en Italia, seis por ciento menos en México. Esperar y tener confianza”, se quejó.
A decir de López Obrador, hay factores que no se toman en cuenta en el caso de México como el manejo responsable de las finanzas públicas que ahora se hace, sin endeudamiento, con baja inflación y sin una gran depreciación de la moneda. Según dijo, su buena relación económica con Estados Unidos le permitirá reactivar la economía.
Asimismo aseguró que existen otros parámetros que no tienen nada que ver con el modelo neoliberal, como una distribución más equitativa del ingreso que su gobierno está llevando a cabo y que, desde su perspectiva, está permitiendo incrementar el consumo interno, por ejemplo en las tiendas de abarrotes y los establecimientos comerciales de los pueblos; alegó que como los tecnócratas no conocen los pueblos de México no saben que ahí también se mide la economía de un país.
“Entonces, ¿dónde se tiene que medir la situación económica del país? En el volumen general de ingresos, sin distribución, o en las tiendas donde compra la gente; es decir, hay que estar pendiente de cómo van las ventas, no voy a mencionar las cadenas comerciales que tienen presencia en todos lados, en el norte, en el centro, en el sur, porque no voy a hacerles publicidad, pero también en las tiendas de abarrotes, en las carnicerías de los pueblos. Si la gente tiene para comprar carne una vez a la semana o dos, ahí es donde se ve. Pero, imagínense, los tecnócratas pues de esto no saben, porque no les enseñaron esto, ni conocen los pueblos, no han ido a visitar México, puede ser que conozcan más los países del extranjero que nuestro país”, manifestó.
Pero no solo el FMI pronosticó una caída en la economía de México; esta misma semana el banco suizo UBS dio a conocer un informe en donde consideró que el desempleo en México para el segundo semestre del año no tendrá precedente y estimó que la contracción económica puede llegar al 7.6%.
A principios de abril, la calificadora Fitch bajó la nota de Pemex y la colocó como negativa, al igual que Standard & Poor’s, ante lo cual el presidente Andrés Manuel López Obrador dijo estar en desacuerdo porque se está rescatando a la industria petrolera como nunca antes. Dijo también que en su gobierno, lo que digan las calificadoras ya no se toma como si fuera la Biblia.
“Entonces respeto, no todas las decisiones que se toman, pero ya como esto cambió, sus parámetros ya no son la Biblia como era antes, al menos en el caso de México”, dijo entonces.
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