El CEU-Azcapotzalco sobre el gasolinazo y la postura del Presidente

Compartir

 


Ciudad de México, a 7 de enero de 2017


C. ENRIQUE PEÑA NIETO


PRESIDENTE DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS


AL PUEBLO DE MÉXICO


PRESENTES


¿Nosotros que habríamos hecho en su lugar?


El incremento al precio de las gasolinas, implementado por el gobierno federal a partir del 1º de enero, ha generado el descontento social y la movilización de miles de ciudadanos. En los primeros días del año hemos sido testigo de cómo el Estado, previendo un estallido social de grandes proporciones, ha planeado imponer el incremento de precios, la inflación y el empobrecimiento generalizado a través del miedo y ha soltado a sus huestes para provocar desmanes y actos vandálicos censurables que han generado pánico y alarma entre la población, dándole al estado los argumentos para actuar en nombre de la seguridad de las personas, no nos engañemos: nadie en el país que no tenga la estructura del partido en el gobierno puede concertar, con tal sincronización, los saqueos a tiendas comerciales de cadenas nacionales. Por imágenes como esas, los medios alarmistas han declarado estados fallidos en otros países, han justificado la represión de la protesta legítima y han ensalzado a la bota militar.


En su discurso del 5 de enero de 2017, usted se ufana en la unidad de los mexicanos y dramatiza su llamado a la unidad nacional al decir que “nuestro país cuenta con su inquebrantable dignidad, la fuerza de su historia, su cultura excepcional, y hoy, como siempre, con la unidad nacional”.


No señor presidente, está completamente equivocado, la dignidad ha sido puesta a prueba por la desaparición de 43 jóvenes estudiantes de Ayotzinapa, y la dignidad está del lado del pueblo y no del gobierno que debiera actuar en favor de todos: existe un pueblo digno con un gobierno indigno.


Donald Trump, presidente electo de los Estados Unidos, pisoteo la dignidad de nuestro pueblo después de ser su invitado especial, en plena campaña electoral, bajo los auspicios de la amistad de Luis Videgaray Caso, a quien acaba de nombrar Secretario de Relaciones Exteriores, es decir; el encargado nacional de velar por el interés de nuestra nación frente al mundo. Esa designación es indigna para nosotros, para nuestro pueblo, para la historia de México frente a Estados Unidos (no se le arrebata a una Nación la mitad de su territorio todos los días ni se le escatima su desarrollo en aras de hacer prevalecer el espacio vital de la potencia mundial). La amistad personal con el hijo político del que será presidente de un estado decadente no puede ser la base de nuestra diplomacia. Si queremos ir a una unidad nacional debemos replantear la designación de los responsables del gabinete con base a las necesidad de la Nación y no a las necesidades de los negocios que ponen en riesgo la integridad del país y de su tejido social.


Señor presidente, no es época para la unidad nacional sin contenidos precisos. ¿A qué unidad se refiere? ¿A la que significa poner los recursos naturales no renovables a nombre de las empresas extranjeras perdiendo soberanía e independencia? ¿Se refiere a la unidad nacional que antepone el valor de los negocias a los valores morales? ¿Es la unidad nacional que promueve más Walmart y menos abasto popular? ¿Es la unidad nacional basada en Televisa y TV Azteca y menos aprendizaje de la historia de nuestro país en las escuelas? ¿Es la unidad nacional basada en la funesta reforma educativa? Nuestro pueblo tiene una cultura diversa, rica, entrelazada con la naturaleza y la cultura indígena, no con los negocios turbios en nombre de esta.


Para usted “la unidad nacional es el valor supremo que ha permitido a México preservar su independencia y soberanía, y afrontar con éxito los mayores desafíos de nuestra historia” (sic), pero que creé, los últimos 30 años de neoliberalismo han servido para destruir el tejido social que le daba esa fuerza. Históricamente ha sido quebrantada, entre otras cosas, por las diferentes guerras que hay en el país: la absurda guerra contra el narcotráfico a partir de exigencias de Estados Unidos; la guerra por las tierras en contra de los pueblos que las poseen y que ambicionan las mineras extranjeras que tratan de arrebatar, por diversos medios, la posesión tradicional de los recursos naturales; la guerra económica que empobrece a los pequeños productores y comerciantes a favor de las grandes trasnacionales.


Menos Estado ha significado más intereses lóbregos manejando la economía y la política del país; más miedo generado por una delincuencia organizada desde un gobierno desorganizado; más policía, ejército y marina en las calles para amedrentar al pueblo y muy pocos controles al flujo de dinero sucio, que es el aceite de la maquinaria del poder actual. No hay unidad nacional posible bajo ese escenario.


Usted da por sentado que tenemos una unidad nacional y que ésta nos inspira. Sin embargo, es al revés: aspiramos a dicha unidad nacional pero con bases propias, no dictadas por el Banco Mundial o el FMI, ni por Trump ni la DEA. Somos un país petrolero que vende barato para comprar caras las gasolinas en favor de unos cuantos empresarios o de unas cuantas firmas nacionales y extranjeras, ¿a quién inspira eso? Estados Unidos legaliza el uso de la marihuana y en México hay miles de muertos en nombre de una guerra que combate su producción, el Banco Mundial determina las líneas a seguir por los sistemas educativos de los países que han firmado cartas de intención, ¿quién en su sano juicio va a estar inspirado por los resultados de la reforma educativa y los exabruptos de Aurelio Nuño?


Para usted señor presidente, “la unidad está hecha de compartir valores profundos, de amor a la Patria y del orgullo de ser mexicanos”. Fuera de la emotiva frase con la que cierra su discurso; la verdad es que hay cansancio y malestar porque el único valor profundo que su gobierno quiere que compartamos es el de que todo es vendible, de que todo es un negocio, de que la dignidad se puede vender y comprar. El valor que su gobierno quiere que profundicemos y nos hermane es el de que nuestro destino está emparentado con el de Estados Unidos y que si a ellos les va bien a nosotros nos irá mejor.


De Salinas a usted, todos los gobiernos han hecho lo posible por condenarnos al naufragio gringo y hoy nos pide unidad nacional para evitar el hundimiento que se avecina una vez que el sistema norteamericano sufra su debacle.


Sin embargo, le vamos a tomar la palabra. Es necesaria la unidad nacional para enfrentar la voracidad de nuestros vecinos del norte. Es necesaria la unidad nacional para detener el saqueo de nuestros recursos naturales no renovables. Es necesaria la unidad nacional que siente las bases para una revisión salarial al alza, de acuerdo a los costos reales para mantener a las personas y sus familias en semejanza a la manera en que justificó el alza del precio a las gasolinas debido a sus costos de producción. Es necesaria una unidad nacional que devuelva al campo su centralidad y nos lleve a la autosuficiencia alimentaria. Es necesaria la unidad nacional que vea al adicto como un enfermo, como una responsabilidad social y al tráfico de estupefacientes como un negocio aniquilable bajo controles financieros (los neoliberales son expertos en ello). Se necesita una unidad nacional para relanzar la industria petrolera, hacerla nacional, racional en su administración y sustentable respecto al medioambiente.


Son loables los llamados a la unidad nacional con acciones de rectitud y destierro y abolición de la corrupción y la impunidad, pero eso no basta. La austeridad es un paso pero no el fin en sí mismo si termina en consigna monacal. Se requieren diversos tipos de negocios y personas con visión responsable con su sociedad y el medio ambiente, se necesita una clase empresarial diferente, no una enriquecida por comprar barato y vender caro, por detentar monopolios auspiciados desde el gobierno


Si queremos la unidad nacional comencemos a construirla.


Por lo que rechazamos categóricamente, las provocaciones y actos vandálicos orquestados desde el Estado en complicidad con los gobiernos locales.


Reivindicamos el derecho Constitucional de manifestarnos en contra de situaciones que ponen en riesgo la soberanía Nacional, por la vía organizada y pacífica.


Invitamos a todas las organizaciones sociales, civiles, no gubernamentales y a la población en general a sumarse a estás acciones de protestas organizadas y pacíficas.


¡Unidad, con la Fuerza de la Razón!


 


Suscriben:


Integrantes del Consejo Estudiantil Universitario – CCH Azcapotzalco


Alejandro Álvarez Fernández


Alejandro Hernández


Alfredo Jiménez Soriano


Antonio Mojica


Aurora Hernández Pérez


Beatriz Angélica Calderón Miranda


Bibiana Catalina Ortiz Boza


Carlos Briseño Sánchez


César Martínez Vázquez


Edith Bernal Sámano


Felipe Vázquez


Gabriela Alcántara Patiño


Gloria Patricia Torres Cruz


Hugo Alejandro Gómez Partida


Héctor Yescas Torres


Irma Altagracia García Zárate


Jaime Herrera León


Juan Manuel Muñoz Takayama


Juan Martín Sánchez Callejas


Manuel Jesús Aguilar Cuesta


Marco Pineda


Oscar Moreno Corzo


Osmar León Aquino


Pablo Quezada Ambriz


Rafael González Ventura


Rocío Aguilar Carapia


Rosa Icela Medina Cruz


Adriana Serratos Rodríguez



 


Este artículo fue publicado el 7 de enero de 2017.


 

Autor