A una semana de que fuera acusado de “aviador” de la UNAM por el reportero del portal oficialista Polemón, César Huerta, el escritor y académico Guillermo Sheridan negó los señalamientos en el sentido de que cobra sin trabajar, puesto que “nunca va a dar clases”.
En una columna publicada este 3 de enero en El Universal, Sheridan refiere que desde que reveló el plagio de la tesis de la ministra Yasmín Esquivel ha recibido un sinnúmero de insultos, como el ser llamado “alcahuete” por el propio presidente Andrés Manuel López Obrador y “aviador” de la UNAM.
“Alrededor del insulto presidencial que me trató de “alcahuete” florecieron otros mil denuestos y maleficios tan graciosos y violentos como irrelevantes. Salvo uno, pues infama a mi universidad, la Universidad Nacional Autónoma de México. Y eso sí que no”.
Señala que debido a que considera que la “UNAM es sagrada”, es que decidió responder a esa acusación, ya que no hacerlo sería aceptar que, en efecto, la universidad le paga sin trabajar, lo cual no es verdad y existen pruebas de ello.
“Como cuando se me acusa de “aviador” se acusa de complicidad a la UNAM, debo declarar, como investigador en el Instituto de Investigaciones Filológicas desde hace 40 años, que sí trabajo y que así lo certifican las muchas comisiones de pares y autoridades que anualmente revisan mis informes y proyectos. ¿Más pruebas? En la “Base de Datos Bibliográfica de Humanidades y Ciencias Sociales HUMANINDEX” que puede leerse aquí: http://www.humanindex.unam.mx/humanindex/consultas/parametro.php?idi=1 hay un resumen adecuado de mi trabajo”, dice.
Según el texto de César Huerta, “desde hace al menos 15 años, Guillermo Sheridan Prieto usa un disfraz de académico de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) a la que nunca va a dar clases, pero sí cobra cada mes. El escritor forma parte de la élite dorada de la máxima casa de estudios en la que es aviador”.
Agrega el autor de este texto que “esto se debe a que desde hace al menos 20 años el editor de Letras Libres y articulista de El Universal y Latinus ha gozado de permisos, licencias, comisiones y años sabáticos que lo han mantenido muy lejos de la UNAM. La mayor parte de ese tiempo se la ha pasado en el extranjero -especialmente en los Estados Unidos- donde ha impartido cátedra a extranjeros, sin dejar de recibir su sueldo en México”.
Así, Huerta centra su argumentación en el hecho de que Sheridan no acude nunca o casi nunca al salón de clases. Pero el académico responde presentando documentación de su trabajo como investigador, fundamentalmente, la escritura de artículos y libros.
“Esa base registra que he publicado unos 35 libros como autor y/o coordinador entre 1985 y 2021. No son todos, pues en 2022 aparecieron tres y dejé dos más en prensa. También se registran nueve “ediciones críticas”, es decir, prologadas y anotadas, de material recuperado de archivos o hemerotecas: obras de López Velarde, José Juan Tablada, Jorge Cuesta, José Gorostiza, Carlos Pellicer, Ignacio Chávez, Efraín Huerta y Octavio Paz. Un total de 44 libros, el primero de 1982 y de 2022 el último, algunos de los cuales han sido reeditados varias veces. Y además 42 artículos, 44 capítulos de libro y cinco ensayos en memorias de congresos. Otra decena de libros son de divulgación cultural, tarea que también pide la UNAM a sus académicos”.
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