Jesusa Rodríguez, senadora de la República, presentó un punto de acuerdo para que las secretarías de Salud y Medio Ambiente y Recursos Naturales desarrollen campañas informativas acerca de los riesgos que implica el consumo de carne roja. Mientras tanto, para el presidente Andrés Manuel López Obrador la matanza de reses es muestra de crecimiento de la economía popular y consume carne roja hasta con permiso de su cardiólogo.
Esto se debe, explicó la legisladora de Morena, a que entre los mexicanos se han incrementado las enfermedades del corazón, algunos tipos de cáncer y a la obesidad y la diabetes.
Rodríguez comentó que, por el contrario, hay pruebas de que “una alimentación a base de plantas está asociado a la reducción del colesterol, aminora el riesgo de desarrollar diversos tipos de cáncer y disminuye las tasas de hipertensión y obesidad”.
Mencionó algunos datos de salud, como que la Organización Mundial de la Salud tiene clasificada a la carne procesada como carcinógena. Añadió que los países de rentas bajas y medias tienen más acceso a productos de origen animal, lo que ha provocado el crecimiento de enfermedades del corazón y varias relacionadas con la sobrealimentación, dietas altas en grasas y el poco ejercicio físico.
Sobre los efectos ambientales del consumos de carne roja la legisladora mencionó una publicación del Lance Institute sobre cambio climático y reducción de gases de efecto invernadero, en el que se afirma que “la transformación a dietas saludables para 2050 requerirá de cambios sustanciales en la alimentación”.
También refirió el Informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático, en el que se afirma que la única formar de mantener el calentamiento global por debajo de dos grados es la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero. Justamente el alto consumo de carne vacuna y productos lácteos es el que contribuye a los trastornos climáticos.
Propuso que el Senado ponga el ejemplo y sea incorporada una dieta vegana en sus instalaciones, “esperando que todas las instituciones gubernamentales implementen la misma medida en sus comedores”.
La propuesta de Rodríguez será analizada por la Comisión de Gobernación.
Esta propuesta de la senadora forma parte de su lucha contra el consumo de carne roja. En marzo pasado, mediante un video, denunció, con un argumento presuntamente histórico, que comer tacos de carnitas es festejar la caída de México Tenochtitlan, ya que la Conquista “se consumó el 13 de agosto de 1521 (…) que además fue el primer día que se comieron tacos de carnitas en este país”, y añadió que los españoles “nos trajeron una dieta violenta”.
Apenas un mes después, Rodríguez, también mediante un video, leyó un fragmento del libro La política sexual de la carne, de Carol J. Adams: “Tras cada comida con carne hay una ausencia: la muerte del animal. Decimos ‘comer carne’ en vez de decir ‘comer cadáveres’”.
Como en México se utilizan diminutivos para denominar ciertas comidas (jamoncito, pescuecitos, pescadito, carnitas, alitas, pescadito), en aquella ocasión propuso que a este tipo de alimentos se les debería llamar “cadaveritos”.
Y citó a Marguerite Yourcenar: “No como animales porque no quiero digerir agonías”.
El presidente Andrés Manuel López Obrador dijo en su conferencia de prensa del pasado 29 de agosto, para defender su peculiar concepto de crecimiento en una economía popular, que en la que para él lo importante es “que la gente tiene para ir a comprar a la tienda sus alimentos”, y ejemplificó de la siguiente manera: “En las matanzas de reses en los rastros que todavía hay, en el campo, el carnicero vendía una res o mataba el domingo y se le dificultaba vender toda la carne. Ahora están sacrificando dos animales a la semana y se acaba la carne. Esto pasa en el campo, en Chiapas, en Tabasco, en Campeche, en Veracruz”.
Unos días antes, el 10 de agosto, el presidente había dicho que “han predominado los consumos en carnes, y muchas veces tienen que ver con químicos, con hormonas para que puedan producir pronto en pollos, en huevos, carne de res, carne de cerdo, muchos químicos”.
Y se le ha visto desayunar birria de chivo, barbacoa y hasta costilla asada “con el permiso de mi cardiólogo”.