La mítica banda actúa este fin de semana en Barcelona y Madrid dentro de su gira ‘End of the Road’, que les apartará definitivamente de la escena el año que viene coincidiendo con su 50 aniversario
A sus 72 años, Gene Simmons todavía quiere llevar sus botas de dragón con dignidad. En cambio, Paul Stanley es más prudente a sus 70, habla más sobre la importancia de pasar tiempo con la familia. Es decir, para él ahora no todo se reduce a las horas que pasa sobre un escenario. Hay otras cosas aparte de Kiss, más inquietudes que las meramente musicales. Con argumentos como estos justifica la mítica banda estadounidense de rock su gira End of the Road, que les apartará definitivamente de la escena de aquí a un año coincidiendo con su 50 aniversario. Tendrá parada el 2 de julio en el festival Rock Fest de Barcelona y el 3 de julio en el WiZink Center de Madrid.
Los dos líderes de la banda creen que es hora de soltar amarras y degustar cada segundo como protagonistas principales de la armada de Kiss A diferencia de The Farewell Tour, la otra gira con la que anunciaron también su despedida en el año 2000, que les dejó un regusto amargo, a día de hoy lo hacen con la tranquilidad del deber cumplido, serenos por el legado que dejan y porque su comunidad sigue creciendo en cantidad de fieles a pesar de ese paso a un lado. A estas alturas, cada concierto lo afrontan como un regalo, como un extra merecido, Lo cuenta Stanley en un encuentro con EL PAÍS en la sala Festhalle de Fráncfort, una plaza en la que el fortín metalero es sólido y donde el grupo ofreció un concierto el 24 de junio.
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