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Al referirse al caso de Santiago Nieto, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, señaló que aun cuando se trata de una persona profesional y recta a la cual respeta, no podía tolerar extravagancias que vayan en contra de la austeridad republicana, porque la gente ya está harta de eso y por eso se aceptó su renuncia.

“Santiago Nieto es un abogado profesional, recto, le tenemos mucho respeto, pero no podemos tolerar ningún acto de extravagancias, ningún acto que vaya en contra de la austeridad republicana.  El funcionario tiene que aprender a vivir en la justa medianía. Nada de lujos, de extravagancias, porque la gente está harta de eso”, señaló.

Según dijo, también aceptó la separación de Nieto Castillo para no dar de qué hablar a sus adversarios, porque con el asunto de la boda del ahora exfuncionario, se la han pasado cuestionando la austeridad de su gobierno y queriendo quitarle autoridad y eso no puede permitirlo.

“No podemos nosotros tolerar nada, porque imagínense a nuestros adversarios, los conservadores, los corruptos, que no quieren que se lleven a cabo las transformaciones, estarían dale y dale y dale con eso, queriendo quitarnos autoridad….Porque nuestros adversarios no separan, no hacen diferencias, no es Santiago, somos nosotros, es el presidente, todo, porque están enojados porque se acabó la robadera y por eso cualquier cosa la magnifican”, manifestó.

Sin embargo, el mandatario no ha reaccionado de la misma forma ante las polémicas generadas por personajes allegados a él, que han puesto en tela de juicio el discurso de austeridad que enarbola como una de las directrices de su administración.

El presidente no ha se pronunciado, por ejemplo, sobre el hecho de que Pablo Gómez Álvarez, a quien nombró como reemplazo de Santiago Nieto al frente de la UIF, tiene a varios familiares en diferentes cargos de gobierno que en conjunto, cuestan al erario más de un millón de pesos al mes.

El caso más emblemático donde López Obrador ha sido omiso de las extravagancias de sus funcionarios, data de 2019 cuando la plataforma Latinus dio a conocer los reportajes sobre las 23 casas que posee el director de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), Manuel Bartlett, en zonas de alta plusvalía. El presidente ha defendido sistemáticamente a su colaborador, argumentando que es víctima de una campaña de desprestigio por parte de la prensa “fifí y conservadora” en la que no tiene ninguna confianza.

“No le tengo confianza a la gente que hacen estas investigaciones porque no son honestos; o sea, siempre hay un interés económico o político. Lo digo por cómo he padecido de calumnias durante todo el tiempo de ellos. Es un periodismo al servicio de los conservadores. Es que existe la prensa fifí, ya no quería yo decirlo, pero existe, y existen grupos opositores; tienen todo su derecho, pero también nosotros tenemos derecho a dar nuestros puntos de vista”, dijo en la rueda de prensa del 25 de septiembre de 2019 y desde aquel entonces, Bartlett sigue inamovible en su cargo.

En la misma línea se mantuvo cuando en junio de 2020, también a través de Latinus, se dio a conocer el patrimonio inmobiliario de la entonces secretaria de la Función Pública, Irma Eréndira Sandoval y su esposo, el académico John Ackerman, que superaba los 60 millones de pesos.

En aquel entonces, López Obrador también acusó una campaña mediática contra la funcionaria y esta permaneció en su cargo un año más, hasta que en junio de 2021 dejara el cargo, aunque no fue por ese motivo. Según varias columnas, su distanciamiento de López Obrador no fue por la posesión de sus bienes, sino por la pretensión de impulsar a su hermano Pablo Amílcar Sandoval para la gubernatura de Guerrero, contradiciendo la predilección del mandatario por Félix Salgado Macedonio.

Un caso semejante al de Santiago Nieto, se dio en octubre de 2018,  cuando en la revista Hola apareció César Yáñez Centeno, uno de los hombres que hasta entonces era muy cercano a Andrés Manuel López Obrador, presumiendo una fastuosa boda a la que fueron invitados varios de los colaboradores cercanos del presidente electo; incluso él mismo, asistió al evento.

Tras la ola de críticas que desató la publicación donde se dedicaron 18 páginas a la lujosa ceremonia, se puso en entredicho la austeridad que tanto ha proclamado López Obrador a lo largo de su trayectoria política, sin embargo, éste alegó que se trataba de un evento privado y que cada quién debe hacerse responsable de sus actos.

“Desde luego que están cuestionando, nuestros adversarios, porque andan buscando cualquier posible error para hacernos la crítica (…), tienen derecho a hacerlo, nada más que nosotros no vamos a cambiar, vamos a seguir actuando con integridad, con principios, con honradez y con austeridad republicana”, dijo después del evento.

A pesar de lo ostentoso de su boda, César Yáñez no fue excluido de la nómina del gobierno federal, donde ocupa el cargo de Director de Política y Gobierno, sin embargo, su “castigo” ha sido mantener un bajo perfil y no aparecer públicamente junto al mandatario, cuando en otras épocas era uno de sus más allegados.

*arg

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