El «supersubsecretario» Hugo López-Gatell mostró el cobre de su bajeza al abordar el tema de los niños con cáncer que mueren por falta de medicamentos. Y se atrevió a decir: son solo una parte de un «compló» de «la derecha internacional» en contra del gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador y que se maneja de la misma forma que en la historia de Latinoamérica se han armado «golpes de Estado». Simple, sin duda socrática posible.
Fue mucho más allá: «Las mismas 20 personas que protestan en el aeropuerto de CDMX por falta de medicamentos para niños con cáncer es porque están vinculados con la derecha… se trata de una guerra psicológica contra el gobierno de la 4T».
Suspendidas las «vespertinas» después del altercado con la corresponsal de Univisión, Peniley Ramírez, en cuanto a los trafiques con la compra de vacunas y otros medicamentos, el «supersubsecretario», según evidencias al canto, optó por refugiarse en un entorno mucho más amable que con reporteros «rasposos» que constantemente le faltaban al respeto.
Así, decidió cobijarse en el Canal 22, en el programa «Chamuco TV», conducido por el grupo de «moneros» del diario «La Jornada» (ya en funciones similares a «Página 12» de Argentina) y militantes de doble raya en la 4T, con Rafael Barajas «El Fisgón» como un exaltado activista de la causa pejista.
Éste último ligado al Instituto de Capacitación Política de Morena que a la llegada de la 4T al poder, sostuvo una feroz disputa con la entonces dirigente, Yeidckol Polevnsky por el manejo de millonarios recursos.
Con «El Fisgón», «Rapé» y Hernández haciendo coro, sin preguntas pero con aportaciones «teórico/conspirativas» López Gatell se sintió a sus anchas, en familia. Faltaba más.
«ES UN CUENTO MUY BIEN ARMADO»: «EL FISGÓN»
Los «moneros» (invitados frecuentes en Palacio Nacional) no se molestaron en cuestionar tan grandilocuentes (por decir algo) pronunciamientos. Eso no se hace entre compañeros, correligionarios, cuates pues. Eso solo se hacía en las en buena hora clausuradas «vespertinas», por reporteros pagados por la oligarquía.
Así las cosas, «El Fisgón» sentó tesis: «Eso es una política, una narrativa… un cuento muy bien armado, una telenovela… en una consigna… en una consigna, con tonos de infodemia».
(«Rapé» y Hernández corean: «Sí, claro… sí, claro».)
Muy animado por sus aplaudidores, López Gatell se lanzó: «Las mamás y los papás de los niños con cáncer han querido convencer a la opinión pública con el tema de que son menores de edad y están enfermos (siiiic), pero están buscando solo simpatía, con una visión casi golpista… parece ser, incluso, que todo está organizado desde el extranjero».
Y abunda: «Esta idea de los niños con cáncer que no tienen medicamentos, cada vez lo vemos posicionado como parte de una campaña más allá del país, de los grupos de derecho (sic) internacional…»
Los «moneros», a modo de coro cuatroteista, replican: «Sí, claro… sí claro… sí claro».
Hernández añade por su cuenta: «Eso es de manual, siempre ha sido de manual».
«El Fisgón»: «Sí, estamos ante una construcción, una narrativa muy hecha, que hemos visto inclusive en Hollywood con fines de infodemia…»
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