Una más de Marx Arriaga, director de Materiales Educativos de la Secretaría de Educación Pública (SEP): después de la tragedia que fue su conferencia para una escuela normal, ahora, en lo que ya parece una comedia, Daniel Goldin, exdirector de la Biblioteca Vasconcelos, lo desmiente y dice que el sinodal de Beatriz Gutiérrez Müller se enzarza en polémicas para distraer y “alimentar la polarización”.
Arriaga aún no salía de los escándalos generados por las irresponsables declaraciones sobre lectura y salud que hizo en una conferencia sobre lectura dictada a la comunidad de la Escuela Normal de San Felipe del Progreso (que provocó una fuerte respuesta de Jorge F. Hernández en Milenio, texto que probablemente le costó su cargo como ministro de Asuntos Culturales de la Embajada de México en España), cuando se presentó la semana que termina en el programa Los periodistas, en donde hizo diversas declaraciones contra Goldin, quien, mediante una carta, respondió a las aseveraciones del funcionario.
En su texto, Goldin dijo que Arriaga “miente y profiere aseveraciones difamatorias que afectan mi trayectoria y empañan los logros realizados por el equipo que tuve el honor de dirigir durante los 5 años y 50 semanas en que estuve al frente de la Biblioteca Vasconcelos”.
En la entrevista, Arriaga dijo que era una mentira que le haya dicho a Goldin que tomara que tomara su escritorio y se fuera al sótano, e incluso negó que éste existiera. Dijo que muchos escritores veían a la Vasconcelos “como un salón de juegos, como un patio privado donde podían hacer sus presentaciones, donde podían hacer sus cosas, una caja chica para poder sacar recursos para poder hacer sus proyectos, etcétera, y que eso se había acabado.
“Después, cuando se enteran que ya no va a haber contratos para revistas Nexos y Letras Libres, viene otra oleada de ataques. Y ahora que estamos con un encargo en particular, que es la reforma a los libros de texto, lo cual implica un mercado de libro de cerca de 3 mil millones de pesos al año, pues se sabe, se vuelve un sujeto incómodo al que hay que tumbar como se pueda”.
Dijo que en diversas actividades que se realizaban en la biblioteca “uno ve la nómina de los participantes y era un círculo cerrado”. Agregó que, en una “situación muy triste”, en un predio donado por la Comisión Federal de Electricidad, se hizo “un jardín botánico que no lo puede ver la población” porque no había condiciones de seguridad, pero al que le invirtieron millones de pesos a sabiendas de que no estaría abierto al público, por lo que sólo Goldin podía disfrutar de él, y lo llamó “jardín privado”. Afirmó que cuando el entonces director le mostró la biblioteca, le dijo: “Te voy a enseñar el secreto mejor guardado de la Vasconcelos”.
Asimismo, dijo que Goldin disponía de 15 millones de pesos para contratar personal por honorarios, “lo que no se sostenía”.
Al respecto, Goldin explicó que en la renuncia que entregó a Alejandra Fraustro (sic), secretaria de Cultura, en enero de 2019, quedó claro que su salida se debía a que Arriaga había dicho todo el personal de la Biblioteca Vasconcelos ya sólo debería obedecer órdenes directamente de él.
Goldin cuenta que, al preguntar a Arriaga si eso era su destitución, este dijo que no, pero que le solicitó desocupar su oficina y llevar su escritorio al sótano. Aunque eso estaba en su renuncia, Arriaga se tardó mucho en desmentirlo, afirmando que ni siquiera hay sótano, sobre lo que Goldin le hace una aclaración lingüística.
Sobre la acusación de “salón de juegos” para un grupo muy cerrado y sobre las asociaciones con Nexos y Letras Libres, además de los recursos para sus proyectos, Goldin fue contundente: gran parte de las más de 2 mil actividades anuales que se realizaban en la biblioteca, fueron hechas “con la colaboración de más de 90 instituciones públicas y privadas, nacionales y extranjeras. No realizamos ninguna en coordinación con las revistas Letras Libres o Nexos”.
También explicó a Arriaga que la adquisición de suscripciones a publicaciones periódicas se realizaban desde la Dirección General de Bibliotecas y no por la Vasconcelos.
Sobre las actividades de la biblioteca bajo su dirección, Goldin hizo saber a Arriaga que hubo desde talleres para bebés hasta conferencias y festivales culturales, en los que participaron personajes como José Mujica, Elena Poniatowska, Federico Navarrete y Horacio Franco, “entre muchos otros creadores o investigadores de enorme prestigio y muy diversas disciplinas y posturas políticas”.
Acerca del “jardín privado”, Goldin expresó que se trata de un vivero creado antes de su llegada, y que sirve como almácigo para abastecer el jardín de la biblioteca y que no contaba las condiciones de seguridad para abrirse al público (de hecho, el propio Arriaga lo reconoció en sus dichos).
En cuanto a los recursos públicos, Goldin señaló la ignorancia del hoy funcionario de la SEP sobre principios de la administración pública, ya que confundió las partidas asignadas a la Biblioteca Vasconcelos y a la Dirección General de Bibliotecas, así como de los capítulos relacionados con los servicios personales y la adquisición de materiales.
Al respecto, recordó que en un momento de la entrevista Arriaga mencionó 15 millones de pesos, sobre los que Goldin aclaró que sólo eran ocho, “y se solicitaron para contratar por honorarios al personal que apoyaba los servicios bibliotecarios o las actividades educativas y culturales. Sin ese personal la biblioteca no podía funcionar”.
Asimismo, Goldin desafió a Arriaga a que pruebe sus afirmaciones sobre el “salón de juegos” y a presentar un documento de objetivos y logros, como el que él hizo público en 2018, para tener una discusión constructiva.
Para rematar, Goldin escribió: “Me parece desgastante distraer a la opinión pública en polémicas en las que este funcionario siempre se enzarza para alimentar la polarización”.
Al respecto, vale recuperar una afirmación que hizo Marx Arriaga en la entrevista referida: dijo que se considera un servidor público “más que controvertido, incómodo”.
Ya es la comedia.