Según expedientes en contra de Nestora Salgado, todavía candidata al Senado de la República por Morena, entre las personas que la acusan por abusos de policías comunitarios había menores de edad; uno de ellos, Remigio “N”, de 13 años, declaró que para dejarlo en libertad le solicitaban dinero a su mamá, pues estaba acusado de violar a una de sus primas.
“En ocasiones nos golpeaban, además le pedían dinero a mi madre a cambio de dejarme libre porque yo estaba acusado por mi tía, Rufina Zaragoza Petrona, de que había violado a mi prima Nayeli, cosa que es mentira; duré seis meses trabajando la tierra, me ponían a barrer la casa, dormía en el suelo, sin sábana”, explicó Remigio, de acuerdo con el reporte de El Universal.
Otro de ellos, Cristian “N”, de 17 años de edad, refirió que escuchó a Nestora Salgado decir que lo detuvieron por ser matón. Lo habían detenido cuando iba de regreso a su casa, mientras portaba un machete para ahuyentar a los perros que abundan en el área de Tlaquetzala en Guerrero.
“En compañía de mi amigo Amitain Nájera, nos llevaron a Olinalá llegando a las 9 de la mañana donde vimos a la señora Nestora y a sus auxiliares; alcancé a escuchar que la señora Nestora decía que nos llevaban porque éramos matones y les ordenó a sus policías comunitarios que la siguieran, por lo que nos llevaron a San Luis Acatlán”, dijo.
“Mi señor padre Félix Hernández Ortega fue en dos ocasiones a hablar con el coordinador Bernardo García Francisco, para pedirle que me dejara en libertad pero le dijo que él solo no podía hacer nada, que necesitaba que estuvieran los otros tres coordinadores”. Cristian y Remigio estuvieron detenidos en la Casa de Justicia del Paraíso y ambos refirieron que sus rutinas diarias eran los trabajos que les obligaban a realizar.
De acuerdo con un reporte de Milenio, Katia “N”, joven rescatada por policías federales de la casa denominada El Coyul o El Coyol, en las inmediaciones de Quiauihtepec, en Ayutla de Los Libres, Guerrero, tras su liberación en 2013, declaró al MP que Nestora Salgado, la “Comandanta”, coordinadora de la policía comunitaria de Olinalá, la “secuestró” y ordenó “matarla” si intentaba escapar.
La denunciante aseguró que como medida de presión, para acelerar su liberación, un integrante de la policía comunitaria le propuso a su amiga Nayeli “N” tener relaciones sexuales, pero ella no accedió. El testimonio de Katia “N” se suma al de Dulce Rubí “N”, quien denunció públicamente a La Comandanta como presunta secuestradora, caso al que hizo alusión José Antonio Meade durante el segundo debate presidencial el pasado 20 de mayo en Tijuana, Baja California
El testimonio de Katia consta en la causa penal 059-1/2015, que se inició contra Nestora como probable responsable del delito de secuestro agravado, en el juzgado mixto de primera instancia del ramo penal del distrito judicial de Allende. En marzo de 2016, el juez Julio Obregón decretó auto de libertad a La Comandanta; el fallo fue apelado.
En la sentencia, el juzgador señaló que la detención de Katia “N” se debió a petición de los pobladores; “como ha quedado debidamente valorado y analizado en líneas que anteceden, la pasivo sí fue privada de su libertad, empero cierto es también que ésta fue motivo de actos de autoridad por parte de sus integrantes, al haber cometido alguna conducta considerada por la citada corporación como delito y previo señalamiento de personas que resultaron agraviadas y no como una organización criminal dedicada al secuestro”.
Y es que “la indiciada (Nestora) forma parte de la policía comunitaria”, dice el fallo. Al igual que otras causas penales, se puntualiza que las comunidades indígenas se rigen por usos y costumbres, gozan de autogobierno y pueden reeducar a los detenidos, además de exigir un pago como forma de “fianza”. El juez basó su fallo en jurisprudencias, tratados internacionales y en manuales de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
El 24 de agosto de 2013, ante el MP, Katia “N” narró que el 26 de mayo del mismo año acudió a ver un partido de futbol a un bar con Jorge “N”, su amigo taxista. Cuando salieron, Katia se dirigió a casa a bordo del taxi de Jorge. “Una cuadra antes de dejar a una persona que responde al alias de El Carrizo, mi amigo Jorge se estacionó, ya que había muchas camionetas de la policía comunitaria.
“Bajé el vidrio para preguntar qué sucedía, por lo que volteó a verme la señora Nestora Salgado, mejor conocida como Camelia La Texana, quien ordenó a los comunitarios que me bajaran y ellos, apuntándome con armas de alto poder, me bajaron y a la vez me insultaban; las armas que portaban son como las que se observan en Ejército y Policía Federal, esta persona tenía una arma tipo calibre 40, tipo escuadra, con cachas doradas.
“Me ordenaron que subiera a la batea de una de las camionetas, en el tiempo que estuve en el vehículo me dieron ganas de orinar, por lo que pedí a un comunitario me permitiera bajar del vehículo para orinar, escuchando esto La Comandanta Nestora, quien inmediatamente les gritó que no me dejaran bajar, y que si me bajaba que me mataran, al mismo tiempo que me dieron un culatazo en mi costado derecho a la altura de mi cintura, por lo que dos veces o más, me orine en mi ropa”.
La joven testificó que en su “secuestro” participaron los hermanos de Nestora, uno de ellos de nombre Ricardo y otros familiares. Katia aseguró que logró esconder su teléfono celular y lo usó para alertar a su amiga Nayeli, de quien era asistente en la Conagua, para que supiera a dónde la estaban llevando. La joven declaró que fue entregada a la policía comunitaria de El Paraíso, en el poblado de Marquelia.
“Me encerraron en un cuarto, que mide aproximadamente ocho metros de largo por cuatro de ancho, también hay otro cuarto más pequeño como de dos metros por un metro que tiene una puerta, era como un cuarto oscuro, había un joven que llevaba demasiados días encerrado en el cuarto oscuro, recuerdo que su nombre es Milesio “N”, pero ya se veía trastornado por el encierro”.
Después fue llevada a Quiauhtepec, donde estuvo 15 días y sólo salía para realizar trabajos comunitarios, “pero siempre vigiladas por los policías, quienes todo el tiempo nos apuntaron con el arma, bajo la amenaza de que si queríamos escapar nos iban a matar”. Recordó que en la casa de justicia de El Paraíso, el coordinador que responde al nombre de Bernardino, y a quien le falta el ojo derecho, le propuso a su amiga Nayeli “N” “que tuviera relaciones sexuales con él a cambio de mi libertad”.
Katia comentó que otras personas le pidieron a su amiga 20 mil pesos para liberarla, por lo que su familia entregó 10 mil pesos. La negociación se realizó en julio de 2013, cuando estaban en el poblado de San Felipe. “Se les hizo vicio y comenzaron a extorsionar a mi familia, quienes empezaron a entregar diversas cantidades de dinero, desde 3 mil hasta 5 mil pesos, según como gastos de gestión para liberarme”.
La joven fue rescatada en agosto tras una intervención de las policías federales, quienes “rompieron el candado de la casa y nos liberaron”.
aml