En su Informe de actividades 2020 México, la delegación regional del Comité Internacional de Cruz Roja (CICR) señala que no sólo no han cesado las consecuencias humanitarias de la violencia, sino que incluso se han recrudecido. Las comunidades víctimas de la violencia y que se encuentran en la marginación serán las que sufrirán más con la Covid-19.
En un comunicado, el jefe de la delegación del CICR en México y Centroamérica, Jordi Raich, afirma que “las comunidades afectadas por la violencia y la marginación serán quienes sufran más por los efectos de la pandemia a largo plazo, por lo que se necesitan acciones coordinadas para protegerlos”.
En el informe, Martin de Boer, el jefe adjunto de la delegación regional para México y América Central, escribe que en 2019 en México la cifra de muertes violentas alcanzó un récord “tras un aumento continuo durante los últimos cinco años”.
Añade que esa situación “conlleva una intensificación de las consecuencias humanitarias asociadas: desaparición, desplazamiento interno, restricciones al movimiento, extorsión, dificultad de acceso a servicios de educación y salud, entre otros”.
Destaca que los grupos armados continúan usando la violencia para alcanzar sus objetivos, con lo que generan miedo en comunidades y afectan la salud mental de sus pobladores.
Otros asuntos que inquietan a la CICR son la desaparición, el desplazamiento y los peligros que enfrentan los migrantes en México, los que pronostica que continuarán en este año.
Sobre la desaparición dice “es un problema que está muy presente en el país. Cada día, aumenta el número de familias que sufren por desconocer el paradero de un ser querido que ha desaparecido”. Si bien acepta algunos avances en esa materia, señala que aún se requieren acciones coordinadas nacionales y estatales.
También expresa muchas dudas acerca de la situación del desplazamiento interno en México: “No se sabe con certeza cuántas han sido desplazadas de manera forzosa, de dónde vienen, hacia dónde van y cuáles son sus necesidades humanitarias más apremiantes”.
La migración mexicana hacia Estados Unidos también son una preocupación, ya que, sumados a los migrantes de otros países, en lugares de la frontera norte del país constituyen una grave situación humanitaria en los que hay peligros de violencia extrema.
Asimismo, señala que debido a la violencia también son afectados servicios como la salud y la educación; por ejemplo, personal de salud y profesores no entran a zonas por el miedo que sienten por la violencia.
Raich plantea que “todas las medidas que se tomen para enfrentar esta situación deberían tener en cuenta la necesidad y la no discriminación, así como los derechos y necesidades específicas de los más vulnerables”.
Así, considera que “en medio de la crisis mundial desatada por la pandemia del coronavirus, la labor humanitaria neutral e independiente capaz de contribuir a mitigar el sufrimiento, en especial de los más vulnerables, se hace hoy más indispensable que nunca”.