Al día siguiente de que México superó las 200 mil muertes por COVID-19 oficialmente aceptadas por el gobierno, la propia administración federal reveló, sin hacer ruido, un informe sobre el “exceso de mortalidad durante la emergencia por COVID-19”, que establece que la cifra real de fallecidos por COVID-19 supera las 321 mil personas. No se trata de un cálculo estadístico, sino de cifras duras registradas en bases de datos oficiales.
Se llama “exceso de mortalidad” a las muertes que sobrepasan lo esperado, de acuerdo a las cifras promedio de años anteriores. El análisis de diversas bases de datos que acopian actas de defunción, citadas por el informe, arroja que, del exceso de mortalidad registrado durante 2020 y los primeros 45 días de 2021, 70.6% se relaciona con COVID-19.
Fue la agencia AP la que hizo conocido el contenido de este documento, tanto nacional como internacionalmente, mediante una nota que fue replicada en medios de todo el mundo, citando un “discreto” informe creado por el gobierno mexicano, sobre el exceso de mortalidad en 2020 y 2021.
“Un análisis de los certificados de defunción determinó que en torno al 70.5% del exceso de mortalidad, estaba relacionado con el Covid-19, a menudo porque se mencionaba en los certificados como factor o posible causa de la muerte. Pero algunos expertos dicen que el Covid-19 podría haber contribuido a muchas otras muertes porque mucha gente no pudo recibir tratamiento para otras enfermedades porque los hospitales estaban sobrepasados”, señaló la agencia.
Apenas la noche anterior a revelarse este informe, 26 de marzo, el subsecretario Hugo López-Gatell revelaba la cifra de 201 mil muertos oficialmente reconocidos, y la emprendía en contra de los medios de comunicación a los que, según él, “les gustan los números redondos”, como si reporteros, analistas y directores de medios se complacieran en las muertes. Se la han pasado destacando los mil, 10 mil, 50 mil, 100 mil y ahora 200 mil, se quejó. Según él, hacerlo es incorrecto porque es como lucrar con el dolor de las familias, pero es una obligación de los profesionales de la información, ya que da cuenta precisa de la gestión que ha hecho el gobierno de la pandemia.
Nada dijo López-Gatell del informe que al día siguiente se publicaría en la página oficial www.coronavirus.gob.mx, cuyo contenido por fuerza debe pasar por su supervisión o ser de su conocimiento. El informe tiene fecha del 15 de marzo, pero el corte de los datos se hizo el 15 de febrero, es decir, de hace mes y medio, y en ningún momento Gatell integró esa información en sus conferencias de cada tarde.
En el informe se señala que la cifra real de fallecidos por COVID-19, al 15 de febrero, reiteramos, es de 294 mil 287. El origen de los datos es la causa de muerte establecida en actas de defunción levantadas por el Registro Civil.
Se recordará que el INEGI ya había dado un informe preliminar similar hace algunos meses, que arrojaba, según cifras del primer semestre de 2020, que a las muertes oficialmente informadas por Gatell, habría que añadir 33 mil. El funcionario dijo que en algún punto se integraría esa cifra a la “oficial”, pero no lo ha hecho.
Ahora, es el propio gobierno el que, mediante el informe que citamos, admite que ya para el 15 de febrero las muertes eran más de 294 mil. Del 15 de febrero al 27 de marzo tuvieron lugar 26 mil 772 muertes más, lo que suma 321 mil 59, al menos. Esta cifra de 26 mil 772 corresponde a las muertes oficialmente reconocidas, las que ofrece Gatell, que, como se sabe, es significativamente menor a la real.
El propio Gatell ha admitido que los datos que ofrece cada día se toman solamente de las muertes en hospitales. Los datos de hospitales también le han servido para presumir que baja el número de casos, ya que el criterio que aplica es el número de camas disponibles y ocupadas por casos de COVID-19. Pero lo cierto es que miles de personas nunca llegaron a atenderse a un hospital, han muerto en sus casas y la causa de muerte quedó registrada únicamente en el acta de defunción.
Ha pasado suficiente tiempo como para que Gatell haya añadido la cifra proveniente del exceso de mortalidad a sus informes diarios. No lo ha hecho, ya que sigue intentando disimular con retórica las abrumadoras cifras.
Y, aunque critica a los medios porque destacan las diarias cifras de muertes y señalan los hitos que se van alcanzando, es el propio gobierno el que revela que el panorama es mucho más atroz. Ante ello, Gatell calla.
