Una de las banderas políticas que Claudia Sheinbaum ha enarbolado es la erradicación del nepotismo, pero ante sus propios ojos están estas prácticas cometidas por sus colaboradores cercanos.
De acuerdo con datos recopilados por el tuitero @AlephBio, bien conocido por recabar información sobre contratos y funcionarios de la administración pública, dentro del gobierno federal trabajan primos, hermanos, sobrinos e hijos de funcionarios públicos.
También hay proveedores que son parientes de personajes ligados a la 4T y, por supuesto, se encuentran los linajes que todo mundo conoce, como la familia Batres Guadarrama, la familia Alcalde, los amigos de Andrés y Gonzalo López Beltrán, la familia de Pablo Gómez, el titular de la Unidad de Inteligencia financiera y aquellos que, teniendo parientes dentro del Poder Judicial se inscribieron a la elección de 2025.
Varios ejemplos rescatados por AlephBio:
La secretaria privada de la Oficina de la Presidencia, Luisa Elena Abreu Gómez, es hermana de la directora general del Servicio Postal Mexicano. Luisa Elena gana un sueldo bruto de 184 mil pesos al mes. Luisa fue recientemente nombrada por Sheinbaum, a pesar de que una hermana suya, Violeta Abreu, trabajaba desde antes en la administración pública.
En la Secretaría de Gobernación trabaja el esposo de la vocera de Sheinbaum, Paulina Silva. Paulo Martínez Villaverde es coordinador de Legislación y Estudios Normativos y tiene un salario bruto mensual de 131 mil pesos. Se recordará que Paulina Silva es hija del señor Apolinar Silva, fundador del sonido Polymarch, que recibió un contrato por alrededor de 12 millones de pesos para dar un concierto pagada por el gobierno de la Ciudad de México.
También en la Segob trabaja el cuñado de Paulina, Ulises Raymundo Martínez Villaverde, que ocupa un cargo menor como inspector B con un salario bruto mensual de 21 mil pesos.
En la Conagua se nombró como Coordinador General de Comunicación y Cultura del Agua nada menos que al hermano de la secretaria de la Función Pública, Raquel Buenrostro. Se trata de Javier Buenrostro Sánchez, que tiene un sueldo bruto de 171 mil pesos al mes.
Sigue:
En la Profeco el director de Cobro Coactivo de Créditos Fiscales es nada menos que un sobrino de Andrés Manuel López Obrador. Se trata de José Gonzalo González Beltrán, primo de sus hijos mayores por el lado materno. Este funcionario tiene un salario bruto mensual de 66 mil pesos.
Una de las funcionarias de más confianza de Sheinbaum, la titular de Energía es Luz Elena González Escobar. Su hermana fue recientemente nombrada directora de Capacitación y Cultura Turística de la Secretaria de Turismo con un sueldo bruto mensual de 73 mil pesos. Se trata de Julieta Anaid González Escobar.
Otro más: Ricardo Cerritos Jasso, el esposo de la directora de la Comisión Federal de Electricidad, Emilia Calleja, también persona de las confianzas de Sheinbaum, fue nombrado director de área en una subsecretaria de la Sener, con un sueldo bruto de 130 mil pesos. Según refiere AlephBio, antes del sexenio de Claudia Sheinbaum era jefe de departamento en la CFE con un salario de 27 mil pesos.
Otra beneficiada, no con un puesto, pero si con ventas es la sobrina del famoso “Nico”, el llamado “chofer de AMLO”. Ella es Raisza Robles Mollinedo y es proveedora de café tostado y molido que obtuvo contratos por millón medio de pesos con la Cámara de Diputados durante la pasada Legislatura y también la actual.
Se recordará que en septiembre pasado, Sheinbaum cargó en contra del nepotismo, pero siempre en relación con el Poder Judicial. El nepotismos en este poder ha sido uno de los pretextos para desmantelarlo y pasar a la elección popular de juzgadores. “El nepotismo es corrupción”, dijo.
Luego, el 1 de octubre, tras recibir el llamado “bastón de mando” de parte de representantes indígenas, dijo que “encabezaremos un gobierno honesto, honrado, sin influyentismos, ni nepotismos, corrupción, impunidad” y que “quienes nos conocen saben que somos implacables contra cualquier acto de corrupción”.
Insistió en el tema el 28 de octubre ante las Fuerzas Armadas a quienes les exigió que “su comportamiento y desempeño debe siempre evitar y condenar las malas prácticas, propias del régimen que hemos superado: sin influyentismo, sin nepotismo, sin corrupción ni impunidad”.
Pero los nombres y salarios de quienes cobran en la administración pública dicen algo muy distinto.
ofv