Según el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador en su primer año ya ha cumplido 89 de los 100 compromisos que hizo al inicio de su gobierno; aseguró que se está avanzando conforme a lo programado.
Frente a miles de sus simpatizantes en el Zócalo capitalino, muchos de los cuales arribaron en autobuses estacionados en diferentes avenidas del Centro Histórico de la Ciudad de México, el mandatario insistió en asegurar que en México tiene lugar un cambio de régimen en el que ya no hay simulación, y en cambio se guía por la honestidad y la democracia.
“Es indudable que estos primeros 12 meses hemos avanzado mucho, pero aún estamos en un proceso de transición, todavía lo viejo no acaba de morir y lo nuevo no termina de nacer. Eso sí, no estamos jugando, no estamos simulando. Está en marcha una nueva forma de hacer política, un cambio de régimen. Ya no es más de lo mismo, ahora nos guiamos por la honestidad, la democracia y el humanismo”, señaló.
Afirmó que sólo necesita de un año más para sentar las bases de lo que él denomina “cuarta transformación” y consideró que con la “ayuda del pueblo” los cambios serán tan profundos, que será imposible que “los conservadores” reviertan lo que se ha hecho y se vuelva al “oprobio” que representó el neoliberalismo.
“¿Cuánto tiempo necesitaremos para consolidar la obra de transformación? Pienso que un año más, es decir, en diciembre, y aquí nos vamos a volver a encontrar, de 2020, ya estarán establecidas las bases para la construcción de una patria nueva. Para entonces, ante cualquier circunstancia, será prácticamente imposible regresar a la época de oprobio que significó el periodo neoliberal o neoporfirista. Estoy seguro de que cuando cumplamos dos años de gobierno los conservadores ya no podrán revertir los cambios”, aseveró.
En extenso discurso de casi dos horas de duración, el titular del Ejecutivo recapituló uno a uno todos los programas sociales de su administración en lo que, según dijo, se da prioridad a los más pobres del país; aseguró que con ellos se está creando una sociedad más justa. Quienes lo escuchaban, trataban de protegerse del sol incluso, el presidente interrumpió su alocución y les ofreció terminar en breve.
Se quejó una vez más de quienes se opusieron al Aeropuerto de Santa Lucía, a quienes calificó como corruptos. Se ufanó de que a pesar del “sabotaje legal” que emprendieron en contra de este proyecto, éste ya se está llevando a cabo y se terminará en el 2022.
“Enfrentamos con éxito la actitud obstinada, caprichosa, de los conservadores corruptos, que recurrieron al sabotaje jurídico en la construcción del nuevo aeropuerto Felipe Ángeles, para lo cual presentaron 103 amparos con el propósito de evitar que iniciáramos los trabajos en Santa Lucía. No pudieron. Se impuso la razón y el derecho. Y ya comenzó esa importante obra. Los ingenieros militares me han asegurado que inauguraremos el Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México el 21 de marzo de 2022”, manifestó.
Si bien aceptó que la seguridad es el principal pendiente, López Obrador sostuvo que hay un “cambio de paradigma” en la manera de enfrentar este problema. Insistió en que atender las causas de la violencia es la ruta a seguir. Arremetió contra el expresidente Felipe Calderón y advirtió que por ningún motivo se aplicará la “estrategia desquiciada” que se puso en marcha en aquel sexenio y atribuyó a ella los hechos violentos que se han registrado en la presente administración.
“En los tres últimos años del gobierno de Calderón, 2010-2012, los militares y navales fallecidos en enfrentamientos fueron 154 en tres años, un promedio de 51 por año; mientras en 12 meses de nuestro gobierno sólo lamentamos que hayan perdido la vida 15 miembros de las Fuerzas Armadas. Aunque los datos hablan por sí solos, es obvio que esta absurda y desquiciada estrategia no se repetirá y que nunca más se pondrá en riesgo de manera irresponsable ni la vida ni el prestigio de los integrantes de las Fuerzas Armadas y mucho menos se le utilizará para cometer excesos y ejecutar órdenes ilegales e inhumanas”, fustigó.
En este sentido, aseveró que aunque sus adversarios no lo entiendan así, el operativo en Culiacán es un ejemplo de la nueva forma de enfrentar al crimen organizado, en donde se privilegia la vida de las personas.
“La vigencia de la nueva política de seguridad se demostró con claridad ante la crisis de terror, miedo, que se vivió la tarde-noche del jueves 17 de octubre en Culiacán, Sinaloa, con motivo de la detención de Ovidio Guzmán, hijo de Joaquín Guzmán Loera. En esa verdadera prueba de fuego en la que la delincuencia salió a la calle con armas de alto calibre y se vivió un alto riesgo, se prefirió detener el operativo y liberar al implicado para evitar una masacre en la que habrían perdido la vida centenares de personas, la mayoría civiles, gente inocente, según el cálculo que responsablemente hizo en su momento el alto mando de las Fuerzas Armadas. Podrán decir nuestros adversarios que demostramos debilidad, pero nada vale más que la vida de las personas”, sostuvo.
El presidente aludió al “pueblo” como un “ángel de la guarda” que lo protege en los momentos difíciles de su gobierno y confió en seguir contando con su confianza, toda vez que él no lo traicionará. Según dijo, él sólo es un dirigente y el pueblo el verdadero amo.
“Durante mi larga vida pública y sobre todo en los momentos más difíciles, siempre he tenido un ángel de la guarda que se llama pueblo. Ustedes siempre me han apoyado y me han sacado a flote porque el pueblo es mucha pieza. Al pueblo le debo todo lo que soy, por eso los seguiré escuchando, atendiendo, sirviendo y nunca jamás lo traicionaré. Yo sólo soy un dirigente. El pueblo es el gran señor, el amo, el soberano”, concluyó.