Demostrando, una vez más, una extraña tibieza ante los hechos de grupos delincuenciales, el presidente Andrés Manuel López Obrador consideró “muy lamentable” la aparición de 19 cuerpos desmembrados y dijo que a pesar de ello “no vamos a caer en la trampa de declarar la guerra como lo hicieron en otros tiempos”.
Este viernes, luego de que en la ciudad de Uruapan, Michoacán, aparecieran en 3 puntos diferentes un total de 19 cadáveres desmembrados, algunos colgados de un puente peatonal, el presidente demostró que para él, la atroz violencia no es motivo de un combate frontal.
Aunque dijo que “vamos a seguir combatiendo la delincuencia”, enfatizó que desde su punto de vista eso se refiere a “seguir atendiendo las causas, vamos a seguir combatiendo la pobreza, creando empleos, atendiendo a los jóvenes, que haya paz, la paz y la seguridad es fruto de la justicia”.
“Muy lamentable este caso; desde ayer se está atendiendo. Lamento mucho que se presenten estos hechos de violencia tremendos, que pierden la vida seres humanos y además por la forma en que se realizan estos crímenes. Vamos a seguir combatiendo la delincuencia, pero no vamos a caer en la trampa de declarar la guerra como lo hicieron en otros tiempos, que fue lo que nos llevó a esta situación de inseguridad y de violencia”.
“Lo otro ya se demostró que fracasó, y justo ahí, en Uruapan es donde empezó todo, donde se le dio el garrotazo a lo tonto al avispero. Es un desafío para las autoridades, pero vamos a seguir con la misma estrategia, estamos seguros que va a dar buenos resultados”.
Agregó que elementos de la Marina detuvieron a 14 integrantes de una banda, pero que aún no se sabe si están relacionados con los hechos.
Al respecto, el secretario de Seguridad y Protección Ciudadana, Alfonso Durazo informó que los detenidos estaban en posesión de armas largas.
“Hay una disputa histórica entre grupos del crimen organizado y en esa zona, identificados fundamentalmente como el Cártel Jalisco Nueva Generación y otra organización criminal de Los Viagra”.
Se investiga si “estos elementos pudieran estar eventualmente vinculados a los acontecimientos de violencia de ayer de Michoacán, específicamente en Uruapan. Estamos en proceso de investigación”.
Desde su campaña, el discurso de López Obrador con respecto a los cárteles y grupos delictivos ha conformado un claro panorama: el presidente no alude a ellos, no los nombra, no patea el avispero, como él mismo ha confesado.
Su afirmación de que no caerá en la trampa de declarar la guerra, se suma a las que ha externado en diversas ocasiones, como la vez que dijo que buscará dar amnistía a personas involucradas con el narcotráfico; en que lamentó por “inhumana” la condena que recibió Joaquín Guzmán “El Chapo” en los Estados Unidos, y sobre todo, cuando habló de la “así llamada” delincuencia organizada.
Esto, que pudiera tomarse como estrategia, no lo es, ya que va paralelo con una inédita caída en los decomisos de droga y en las capturas de cabecillas de los cárteles. Al tiempo, insiste en señalar que los criminales son víctimas de un sistema injusto, que por pobreza eligieron delinquir y en lugar de señalarlos como delincuentes o criminales, con toda la fuerza de la palabra, solo dice que “se portan mal”.
No dirige la misma blandura a quienes cometen delitos de cuello blanco, a los “fifís”, para ellos hay dureza sin medida, adjetivos, y procesos judiciales. Simplemente, López Obrador no quiere molestar al crimen organizado. No le ha servido de nada, y la aparición de 19 cuerpos es muestra de ello.