Repantigado en el mullido sillón del amplísimo estudio, Gil pensaba en la inmortalidad del cangrejo. En esa importante labor se encontraba cuando abrió un whatsapp que le envió un amigo que no lo malquiere y encontró a Liópez en su rancho del sureste en las inmediaciones de Tabasco y Chiapas, en Palenque. Unos días de descanso de Día de Muertos nunca estarán de más después de los trabajos de campaña que desde hace años lleva a cabo Liópez sin importarle un cacahuate (o una almendra) la ley; a mí, mis timbres: voy y vengo, subo y bajo. Una cosa hay que reconocerle a Liópez, no deja de moverse ni un día, y si para eso hay que pasar sobre la ley, pasamos y háganle como quieran.
Total que dice Liópez que allá en su rancho andaba pensando. Piense y piense, a duro y dale, y de golpe: una idea, una de las grandes. Cuando sea Presidente descentralizará todas las secretarías de Estado. Sí, señor y señora, como lo oyen: to-das las secretarías, con sus empleados, sus familias y todo su aparato burocrático, adiós.
Dice Liópez: “Para sacar a México de la grave crisis de inseguridad y violencia. En mis reflexiones de ahora, es acertada la descentralización para que haya crecimiento parejo”. Vistas así las cosas, la lectora y el lector dirán si no es mejor pensar en la inmortalidad del cangrejo que reflexionar sobre la República y sus mortificaciones.
Traslados
Total: que la SEP se irá a Puebla; la Secretaría de Salud a Chilpancingo, “que hay ahí mucho abandono; en Ciudad Obregón, la Secretaría de Agricultura; en Mazatlán, Pesca. La Secretaría de Comunicaciones en San Luis Potosí”. Y así. “El traslado va a requerir de un acuerdo con los trabajadores al servicio del Estado, pero les vamos a dar facilidades a los empleados. Vamos a dar créditos baratos a los trabajadores. Facilidades para que estudien los hijos. Nada va a ser por la fuerza, todo por la razón. En todo esto estoy pensado. Sí vamos a lograr el renacimiento de México”.
Alguien, un alma caritativa debe persuadir a Liópez de que no descanse, pues si cada reposo vacacional lo va a dedicar a reflexionar, la residencia presidencial terminará en barrio pobre de Caborca. Que alguien por piedad le diga a Liópez que cuando se tiene poder, las ocurrencias resultan carísimas. Se sabe, quienes critican a Liópez “song personeros… de la mafia”.
Por lo demás, Liópez ha reiterado que venderá el avión presidencial. Intentará vendérselo a Trump. Esto lo dijo mientras despegaba en una avioneta de cuatro plazas: “Se puede recorrer el país en una avioneta”. En honor a la verdad, a Gil le parece un lujo inaceptable viajar en avioneta, ya quedamos en que la carreta es el medio de trasporte juarista ideal, así que no vayamos a empezar con gastos indebidos, una avioneta, qué barbaridad, qué dispendio.
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