Pese al reconocimiento generalizado del oficialismo, el ministro Alberto Pérez Dayán obtuvo al repudio de sus colegas: después de convertirse en el cuarto voto que necesitaba el obradorismo para evitar la revisión de la constitucionalidad de la reforma judicial, su oficina fue cubierta de imágenes para ilustrar su ignominia. Antes había dicho: “Es una pena terminar así”.
En su columna del pasado miércoles, en su columna en Excélsior Ciro Gómez Leyva recordó una conversación que tuvo con Pérez Dayán sobre su silencio en medio de la disputa por la reforma judicial, y que le dijo que dejaba “un enorme vacío” que lo dejaría marcado por la historia. El periodista mencionó la respuesta que le dio el ministro: “Coincido contigo, es una pena terminar así, me entristece el país”.
Y entre pena terminó Pérez Dayán su actuación en la sesión de la Suprema Corte de Justicia del martes pasado, en la que se convirtió en la cuarta y definitiva espada del obradorismo para imponer su ley en el Poder Judicial, sin importar que dijera que se trataba de una “reforma irresponsable”.
Para justificar lo que fue la virtual aprobación de la reforma judicial, Pérez Dayán recurrió a un formalismo, más que oportuno, oportunista, el que encubrió de “sensatez”. Así, Javier Martín Reyes, del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM, recordó que el ministro criticó a los magistrados del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación por no cambiar criterios en el caso de la sobrerrepresentación, pero en un tema vinculado a ello pero hasta más importante él no cambió los suyos respecto a las reformas constitucionales.
A la presunta congruencia de Pérez Dayán también se refirió el magistrado Juan José Olvera en la conferencia de prensa diaria de los jueces, en la que mostró cómo el ministro en febrero pasado, al perder una votación sobre una acción de inconstitucionalidad, de todos modos se pronunció por entrar al fondo. Olvera dijo que destacó el caso de Pérez Dayán porque es de carrera judicial y sabía de ello, además de que lo había mencionado en el caso antes referido.
“Por más que me trate de convencer a mí mismo de lo contrario, resolver en el sentido que propone la propuesta (lo digo con todo respeto y exclusivamente en el fuero de mi propia persona) responder a una insensatez llevada irresponsablemente al texto supremo, con otra insensatez equivalente al forzar el ejercicio de una facultad que no me fue conferida en el conocimiento de una acción de inconstitucionalidad”, dijo Pérez Dayán el martes para dar la estocada final al Poder Judicial.
Ese mismo día su colega Luis María Aguilar dio la cara a los trabajadores del Poder Judicial que se manifestaban afuera de la sede de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Allí dijo a sus compañeros: “La verdad es que sí estamos tristes porque podíamos haber conseguido más. Yo traté de hacer mi mejor esfuerzo, pero no fue suficiente. No hubo la gente que se solidarizó con nosotros lo suficiente”.
“Sí sorprendió; creo que sí sorprendió, o nos sorprendió a muchos porque no sabíamos exactamente… digamos que no sabíamos que esa sería su postura. No hubo… desde ese punto de vista yo creo que sí fue una sorpresa para muchos”, dijo el jueves en entrevista con Azucena Uresti el ministro Javier Laynez Potisek.
Preguntado sobre si pensaban que Pérez Dayán sería parte de los ocho ministros que estarían por revisar las acciones de inconstitucionalidad, Laynez respondió: “Sí, definitivamente. Lo pensábamos, efectivamente”. Cuestionado sobre que le diría a aquél, contestó: “No; yo no tendría nada que decirle. Cada quien sabemos (somos adultos, somos jueces constitucionales) y cada quien se hace cargos de sus votos”.
“Ministra: ¿le sorprendió el giro del ministro Pérez Dayán, una vez que se daba por sentado que formaba parte de esa mayoría calificada para declarar inválida, parcial o totalmente, eventualmente la reforma?”, preguntó Carmen Aristegui a Norma Piña Hernández este jueves en su programa radiofónico. “Sí”, contestó lacónicamente la ministra presidenta de la Suprema Corte.
Apenas el 7 de febrero de este año, dos días después de presentar su cóctel de reformas, entre la que se incluía la judicial, el entonces presidente, Andrés Manuel López Obrador, manifestó su acuerdo con juicio político para Pérez Dayán por decidir contra su ley eléctrica. “Sí, yo creo que se justifica porque pues ¿cómo un interés particular, el influyentismo, el que una institución del Estado en vez de servirle al pueblo esté al servicio de particulares?”.
Sin embargo, desde la tarde del martes y todo el miércoles Pérez Dayán fue transformado en el más reciente héroe del oficialismo: lo halagaron la presidenta Claudia Sheinbaum, los senadores Félix Salgado Macedonio y Gerardo Fernández Noroña, y hasta se ganó, al lado de las tres ministras obradoristas, la solidaridad de “gobernadoras y gobernadores de la 4T”.
Sin embargo, también desde la tarde del martes el repudio que contra Pérez Dayán manifestaron sus compañeros del Poder Judicial de la Federación fue contundente: “¡Traidor!” fue la sentencia generalizada contra el ministro.
Pero no sólo ocurrió ello: en la opinión expresada en redes fue grande el repudio a Pérez Dayán expresado en caricaturas, memes, videos y mensajes.
Este jueves esas muestras de rechazo llegaron hasta la entrada de la oficina del propio ministro, donde fueron colocadas hojas y cartulinas con imágenes y leyendas: “¡Traidor a la patria!”, “Si un traidor puede más que unos cuantos que esos cuantos no lo olviden fácilmente”, “No seas Pérez Dayán” y “El Yunes de la Suprema Corte”, entre otras.
Sí, es una pena terminar así.