“¿Estás listo para sentar cabeza?”
Esa es la pregunta que Kyung Mi Lee, estudiante de la Universidad de Yale, publicó en febrero de 2020 como parte del artículo Sentar cabeza: romance en la era de la generación Z, para el periódico Yale Daily News.
¿Seguirían Lee y sus compañeros la tendencia millennial de retrasar el matrimonio?
Casi dos años después de escribir el artículo, Lee daría un sí por respuesta, pero por razones distintas a las de sus homólogos millennials.
“En mi imaginación cultural, para los millennials ser reacios a relaciones a largo plazo significa que las personas tienen más romances temporales”, dice Lee, de 23 años.
En otras palabras, para Lee los millennials tardan más en sentar cabeza porque están ocupados aprovechando su soltería. Para la generación Z, argumenta, “la gente es más contraria a las relaciones largas porque son más introspectivos sobre el tipo de relaciones en que quieren estar”.
Investigaciones crecientes validan esta opinión: los miembros de la generación Z parecen adoptar un enfoque especialmente pragmático de las relaciones en comparación con generaciones anteriores y no tienen tanto sexo.
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