La primera vez que Ricardo Monreal recibió en el Senado a Adán Augusto López, recién nombrado secretario de Gobernación, el líder parlamentario trató con cierto desdén al político que acababa de ocupar el despacho del Palacio de Covián en sustitución de Olga Sánchez Cordero.
Sin salir a recibirlo, cuando el tabasqueño apareció en su despacho, Monreal le pidió a Adán que se sentara y esperara mientras él terminaba de platicar una anécdota que le estaba contando a otra persona que estaba con él en su oficina. El secretario esperó paciente unos minutos a que el senador terminara su plática y cuando eso ocurrió y al senador le avisaron que ya estaban listos todos los coordinadores parlamentarios de las bancadas, sin hacerle mayor plática le pidió al titular de Segob que lo acompañara a su primer encuentro con la Junta de Coordinación Política del Senado.
Han pasado casi cinco meses de aquella primera visita de Adán Augusto al Senado y en ese tiempo la relación de fuerzas entre él y Monreal al interior de la 4T dio un giro impresionante. El sábado, cuando acudió a la reunión plenaria de la bancada de senadores de Morena, la escena fue casi a la inversa: el titular de la Segob llegó empoderado, en actitud de salvar a Ricardo Monreal, que acababa de enfrentar en la semana una revuelta interna en su grupo parlamentario que casi le costó la coordinación. Ya no hubo esperas ni desdén para él y sí todos los reflectores y la atención de un amplio grupo de senadores que le rendía pleitesía.
Cuando el secretario empezó su discurso en el que llamaba a la “unidad” y a evitar divisionismos, era claro que sabía perfectamente que la situación de Ricardo Monreal era muy distinta a la de aquel primer encuentro en el Senado. Y cuando felicitó a los senadores por su decisión de desaparecer la Comisión Especial para Veracruz, Adán dejo en claro de dónde provino la instrucción para frenar a esa comisión que investigaba al gobernador Cuitláhuac García y sus abusos de autoridad.
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