La exoneración de Manuel Bartlett derrumba el discurso anticorrupción de Andrés Manuel López Obrador. A un año de gobierno, el presidente ha decidido rendir su principal bandera.
Nadie puede decirse engañado. Desde que publicamos los reportajes sobre las casas y las empresas vinculadas al director general de la Comisión Federal de Electricidad, el presidente adelantó en una conferencia mañanera lo que ocurriría: su Secretaría de la Función Pública iba a investigar y lo iba a exonerar por falta de pruebas.
Todo lo demás fue darle forma a la decisión tomada: Feliz Navidad, Bartlett.
Pero el regalo navideño se extiende a todos los funcionarios de la autoproclamada 4T. Gracias a esta investigación oficial, Bartlett y todos los funcionarios del actual gobierno ya saben lo siguiente:
1.- Se vale que omitan declarar los bienes que posean, usen o disfruten. Por ejemplo, si viven en una mansión en Las Lomas de Chapultepec, no tienen que declararla si no está a su nombre aunque haya sido comprada a través de una empresa de la que hayan formado parte durante años y de la que se sacudan la víspera de asumir un nuevo cargo público. Claro, nada importa que la ley obligue a declarar la casa donde viven.
2.- Se vale que sus parejas tengan muchas propiedades, siempre y cuando declaren para sus trámites oficiales domicilios distintos. Mientras más casas, más opciones de simular que no viven juntos: no hay concubinato, y por lo tanto, no tienen nada que ver, aunque reconozcan públicamente que forman una “pareja sentimental” desde hace veinte años. Así, por más que se acumulen casas a nombre de su pareja, no tienen que declararlas.
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