Indignación doble. La primera, por la narrativa nacional, ésa que no ha tenido días, meses, años, sexenios, hablando de lo mismo: violencia de género. Una o diez mujeres asesinadas al día por su condición de mujer nos causa el mismo terror, aunque esta última cifra nos congela, porque es sinónimo de la descomposición de una dinámica social que no ha encontrado salida para sus vicios en materia de inequidad entre sus participantes. La otra, la otra nace de la desolación. Tanto tiempo hablando de esto, periodo en que hemos visto gobiernos de todos los colores, por ello esperaríamos que, al paso de cada uno, la visión con la que se combatiría esta emergencia —porque eso es— sería, además de mucho más efectiva, menos empática. Pero esas administraciones resultaron tan parecidas unas de otras, al menos en este aspecto: su combate a la violencia contra la mujer.
Ahora no sólo nos indignan los feminicidios; ahora también la indolencia. Más aún cuando viene de una administración que desde el inicio se ostentó como aliada de la causa feminista. Cuando entusiasmó con un gabinete paritario. Cuando integró a mujeres de primera en su equipo. Cuando en el Legislativo también se preocuparon por la equidad. Sin embargo, tras lo vivido en los últimos meses, cuando la conversación se monopolizó por el terror, cuando hablamos de Fátima, Ingrid o Abril, como casos —que no únicos— que retratan la terrible coyuntura; cuando eso sucedió, topamos con pared. O, mejor dicho, con la puerta de Palacio Nacional.
“¿Su gobierno cuándo presentaría un plan puntual para atender el tema de feminicidios como tal, que se les atienda como tal? Un plan que no sea sólo un decálogo, sino que vaya puntualmente a ese tipo de delitos…”, fue la pregunta expresa de una compañera reportera al presidente López Obrador en la conferencia de este martes.
“Es que estamos atendiendo las causas. Y nosotros pensamos que, en la medida que tengamos una sociedad más justa, más igualitaria, fraterna, con valores, en donde el individualismo no sea lo que prevalezca, sino el amor al prójimo, el que haya mucho cariño, que no haya odios, así vamos a ir enfrentando todos los desafíos, todos los retos…”, respondió el Presidente.
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