Gilga pasa a lo barrido. La OEA ha fracasado en su resolución contra el gobierno venezolano de Nicolás Maduro. Salieron adelante los pequeños países que defienden la dictadura petrolera y que en millones de personas suman 17 en países como Nicaragua o San Vicente y pierde la iniciativa de países que suman más de 500 millones de personas, entre ellos México, Brasil y Argentina.
“Fracasa golpeteo contra Venezuela”. Así tituló las notas de la cobertura de Cancún su periódico La Jornada. Gil se llevó los dedos índice y pulgar al nacimiento de la nariz y meditó: la actuación mexicana no obtuvo una victoria, pero tampoco fracasó, el canciller Videgaray le ha devuelto a México su carácter de país protagónico en mediaciones internacionales y posturas firmes ante los indicios de la destrucción de un régimen democrático y la implantación de una dictadura de facto. Oh, sí.
La canciller Delcy Rodríguez, que llamó “perritos simpáticos” a sus críticos, opuso de inmediato el caso de los 43 estudiantes desaparecidos de Ayotzinapa para restarle fuerza moral a la iniciativa que encabezaba México. La canciller no quiso recordar, ah, la desmemoria, esa virtud revolucionaria, que entre los diversos estudios que se hicieron sobre los desaparecidos de Ayotzinapa, un Grupo de Expertos Internacionales hizo investigaciones por arriba y por abajo en el lugar de los hechos, en México y desde sus países, en los países a los cuales viajan, van y vienen los expertos. Nos salió carísimo, por cierto. ¿Podría aceptar el gobierno venezolano que un Grupo de Expertos Internacionales analice y presente un informe sobre la situación que vive ese país? No: hay estudios buenos y estudios malos, investigaciones neoliberales e investigaciones revolucionarias. El deber de los pueblos es rechazar unas y admitir y exigir otras. ¿Cómo la ven? Sin albur de viernes.
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