El último día de julio de 2018 otro policía fue asesinado en Morelos. Esa noche, el agente estatal José Antonio Valdés bajaba de su patrulla, en la colonia Año de Juárez, de Cuautla. Dos agresores que se movían en moto lo acribillaron.
El seguimiento que la Comisión Estatal de Seguridad dio al homicidio condujo a la detención de nueve personas. Eran miembros de una célula dirigida por un líder de Guerreros Unidos, Raymundo Espino Castro, El Ray.
De acuerdo con reportes oficiales, El Ray tenía una larga trayectoria criminal en el estado. En 2010 la Policía Federal lo sorprendió con armas largas, en un convoy formado por autos y camionetas. En 2016 se hallaba de vuelta en la calle. Una organización autonombrada La Empresa lo amenazó de muerte por medio de una narcomanta. La investigación que siguió reveló que El Ray estaba al frente de la ola de secuestros, extorsiones y “cobro de piso” que asolaba Cuautla, Yautepec y Jantetelco, entre otros municipios morelenses.
El gobierno estatal inició su persecución. De pronto, su rastro se perdió. Para la Comisión Estatal de Seguridad, El Ray había optado por abandonar el estado, dejando en los sitios bajo su control a un grupo de lugartenientes que poco a poco se fueron debilitando.
A principios de julio, según un informe de la Comisión Estatal de Seguridad, una llamada anónima recibida en el 089 informó que El Ray estaba de regreso en Morelos y era el encargado de controlar, con apoyo del Cártel Jalisco Nueva Generación, CJNG, “la zona oriente del estado, la narcotienda más grande de la región”.
Cuando los hombres de su célula fueron finalmente detenidos en Cuautla, se confirmó que, en efecto, Espino Castro había regresado al estado.
De acuerdo con reportes, uno de los detenidos reveló que el líder criminal había ordenado el asesinato de Romualdo Ixpango, líder de la organización Trabajadores Unidos del Campo y la Ciudad, quien promovía la creación de autodefensas en diversos sitios de Morelos.
Según la información, el propio Ray se había comunicado telefónicamente con la víctima para llevarla al sitio en que la emboscaron: el cadáver de Ixpango apareció semicalcinado poco después, en la ex Hacienda del Hospital, en Cuautla.
La vuelta de Espino Castro, la ofensiva del CJNG para apoderarse totalmente del estado, ocurre —tal vez no de manera casual— en un momento de debilidad institucional provocada por el enfrentamiento entre el próximo gobernador de Morelos, el ex futbolista Cuauhtémoc Blanco, y el gobierno saliente que encabeza el perredista Graco Ramírez.
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