Recomendamos: El fin de las campañas, por Gil Gamés

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Repantigado en el mullido sillón del amplísimo estudio, Gil cavilaba: hay tiempos en que la ley electoral no puede sancionar la realidad. Por lo mismo, Gilga considera que las campañas de los candidatos presidenciales han terminado. ¿Alguien tiene interés en saber qué dijeron los aspirantes? Gamés se atreve a discernir: nadie. México quiere ver de nuevo el gol de Hirving Lozano, volver al momento mágico en el cual el equipo derrota a la escuadra alemana. En el Ángel de la Independencia miles de aficionados se reunieron a festejar.

En Tultitlán, Liópez aseguró que la fiesta por el triunfo de su movimiento será aún mayor que la que se vive hoy por la selección nacional. Nomás faltaba que hubiera una celebración sin que Liópez lo ordenara. Yo digo: que se festeje, pero nomás tantito. Es que de veras. No tenemos remedio. Gil piensa (ya empezamos con las jactancias) que Liópez pudo decir que se alegraba por la celebración popular en torno al equipo nacional. Nada, la fiesta de mi triunfo será mucho mayor: “Imagínense: si hoy hay alegría porque ganó la selección, imagínense cómo va a estar la alegría la tarde-noche del pueblo. Será un acontecimiento histórico la cuarta transformación de México”.

De paso, Liópez se despachó con el cucharón del puchero: “Habrá 100% de admisión, se van a crear nuevas universidades públicas y mientras tanto se van a entregar becas de 2 mil 400 mensuales para todos los jóvenes que no tengan empleo”. Como sea, las campañas han terminado, Mexico enfrentará a Corea del Sur y a Suecia, los días 23 y 27 de junio, es decir: las campañas han terminado y si quieren saber algo: qué bueno. Es dable suponer que las mediciones de las encuestas no cambiarán.

Elegir

Gil cavilaba: los electores mexicanos decidirán el 1 de julio por la opción más arriesgada, se dirigen a la aventura más incierta. El hartazgo lo destruye todo. Para muestra un botón grande, como de chaleco de gigante. Gil lo leyó en su periódico Reforma. La nueva residencia de Carlos Romero Deschamps en Acapulco cuesta 6 millones de dólares. El líder del sindicato petrolero compró una propiedad en 2 y medio millones de dólares, luego fue valuada en 4.5 millones de dólares y podría entonces costar 6.5 millones.

El ciudadano Meade intercambió elogios y elogias con el líder: “Quiero agradecerle a Carlos Romero Deschamps, aquí estuvo con ustedes y fue garante de que en la peor crisis que hemos atravesado ni un solo empleo se perdiera en Pemex”. Qué amiguitos, qué sincronía, qué coincidencia. Así pasa cuando ocurre. Ni modo de decirle a Romero que es impresentable y que debería ser investigado por fraude; de golpe, el ciudadano Meade perdería al sindicato petrolero y muchos votos, si ya de por sí. Muy bonita la casota de Romero Deschamps, ¿quén pompó?, ¿de dónde salieron los dineros?, ¿de los ahorros de su vida? En fon.

Más información: http://bit.ly/2JW65cx

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