Revisé la resolución del INE que negó el registro a México Libre. Es una barbaridad jurídica. Me extrañó el revuelo y acusaciones cruzadas, la peculiar e inusual defensa mediática de algunos consejeros y las acusaciones de Margarita Zavala, Felipe Calderón, Fausto Barajas y tantos afiliados a un acto que parecía consumado y según acusan, cambiaron a último momento: horas antes la Comisión de Prerrogativas y Partidos Políticos del mismo instituto había confirmado por unanimidad la procedencia del registro, y con argumentos que –al menos jurídicamente– no se sostienen, integrantes de esa comisión cambiaron su voto.
Cuentan en los corredores del chisme electoral que incluso varios funcionarios del INE se disculparon con directivos de la asociación que encabeza Margarita Zavala, porque no había elementos para negar el ejercicio del derecho de participación política de más de 263 mil afiliados.
A nadie es ajeno que la pareja Zavala-Calderón es archienemiga del presidente López Obrador, y por ello cualquier injusticia que limite sus derechos es doblemente preocupante, pues trae aparejado el tufo de la injerencia en el que debiera ser el más autónomo de nuestros órganos constitucionales.
Anoto aquí lo que advierto jurídicamente y me preocupa como a cualquier demócrata y liberal:
La principal razón para negar el registro que aduce la autoridad es que hay donativos de personas no identificadas, a través de la plataforma CLIP, en la cual sólo quedan registrados los cuatro últimos números de la tarjeta de débito o crédito de que se trate. El argumento es débil e incompleto, demuestra la falta de diligencia y de deferencia del INE.
De diligencia, pues en otros asuntos, con mucho menos elementos, ha requerido a la Comisión Nacional Bancaria y de Valores que investigue números que venían impresos en cartones sin ninguna otra referencia, y que se presumía servirían para reconocer a votantes y otorgarles alguna prebenda futura. En este caso, con mucho más elementos (relación del titular de la tarjeta, copia de su credencial del INE, carta en la que reconoce el donativo e incluso su número celular) la autoridad decidió que la persona en cuestión no era identificable. Absurdo.
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