A raíz de la constitución de Va por México, integrada por tres partidos (Partido Acción Nacional, Partido Revolucionario Institucional y Partido de la Revolución Democrática), los ataques lanzados en su contra por parte de Morena y su dirigente son tan infantiles que lo único que logran son risas, cuando no carcajadas abiertas. Acusarlos de todo lo habido y por haber, cuando Morena ha constituido la suya con lo peor que ha dado el sistema mexicano de partidos (Partido Verde Ecologista de México y el Partido del Trabajo) es, por decir lo menos, una muestra gigantesca del cinismo de Mario Delgado.
Está de más cuestionar las alianzas entre partidos porque, para empezar, es un recurso legal y, segundo, ha sido utilizado por todos ellos desde que éste fue incluido en la legislación mexicana. Criticar la alianza que han constituido los adversarios, como lo hace el dirigente de Morena, no pasa de ser la expresión del temor que ya sienten dados los primeros resultados en intención de voto que arrojan las encuestas, que por razones obvias no da a conocer dicho partido.
Al margen de críticas y razones de Morena para lanzarlas, hay algo que produce más risa que molestia. ¿Habrá alguien en su sano juicio entre “los estrategas” de Morena que en verdad piensen que su principal adversario es Va por México? ¿Tan temerosos están?
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La verdad es otra, muy diferente a la que pretende vender Mario Delgado con sus spots que rayan en lo miserable. El verdadero adversario de Morena y los dos partidos (PVEM y PT) que lo acompañan no es Va por México, bien lo saben; están plenamente convencidos que es la realidad actual y la gobernación del presidente López Obrador, sólo que tienen pánico de expresarlo abiertamente.
Durante los meses por venir, no pueden ocultarlo, el adversario —repito— es y será la realidad económica, producto de un rosario de decisiones equivocadas, y la destrucción resultante de la economía y de la salud de las finanzas públicas. También, complemento inseparable, serían las ideas del Presidente y las decisiones tomadas en todos los aspectos de la gobernación.
Las consecuencias ahí están; decenas de millones de mexicanos las padecen cotidianamente casi desde el comienzo mismo de este gobierno y diría, desde antes.
Puede Mario Delgado usar a Va por México y las vacunas y todo lo que guste, pero esos spots y sus dichos jamás borrarían —ni eliminarían— al verdadero adversario que, para donde uno voltee, aparece en todo su esplendor: la cruda y ofensiva realidad que padecemos.
¿Quién podría maquillar ésta, lo cual es imposible por lo grave y evidente? ¿Acaso son tres partidos de oposición los que han generado esta tragedia? ¿Quién podría ocultar que ambas Cámaras son controladas por el Presidente —autocrática y ofensivamente para los legisladores de Morena—, que les dispensa trato de siervos del Ejecutivo?
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Morena y sus satélites no tienen adversario más peligroso para sus sueños autoritarios que el desastre y la tragedia económica que con un celo digno de mejor causa han generado en tan poco tiempo. Los meses por venir, lejos de componer lo que han descompuesto, verán una degradación mayor de la economía y la carencia de recursos para seguir alimentando el ego y la perversidad del que ya decidió no rectificar.
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