En junio del 2006, Enrique Krauze, uno de los intelectuales que más incomoda al presidente López Obrador, escribía en la revista Letras Libres que la “austeridad republicana” del entonces jefe de Gobierno de la CDMX, nada tenía que ver con la de su héroe, Benito Juárez.
“La austeridad republicana de los gobiernos juaristas (1858-1872) debería hallar su contraparte en un manejo impecable de las finanzas públicas.
“No fue el caso. La opacidad en las cuentas públicas del gobierno del Distrito Federal era ya entonces, y sigue siendo, la zona más turbia en su desempeño”.
En ese texto, escrito hace casi tres lustros, el historiador recordó que Vicente Fox había sacado adelante una Ley de Transparencia que abría a cualquier ciudadano las cuentas públicas del gobierno federal.
Pero AMLO frenó la idea aduciendo que era muy oneroso y se resistió a dar oficinas al nuevo organismo de transparencia, hasta que no le quedó de otra.
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Las cosas no han cambiado con López Obrador en la Presidencia. Las cuentas públicas federales son zona oscura. Más del 78% de los contratos de obra y adquisiciones —casi ocho de cada diez— se otorgan por adjudicación directa, según Mexicanos contra la Corrupción.
Pero eso no es lo peor. Resulta que ahora el Presidente quiere desaparecer el Inai y pasarle sus tareas a la Función Pública, en nombre de su “austeridad republicana”.
El argumento de la propuesta de AMLO es pobre:
“Imagínense cuánto nos ahorramos en renta de oficinas, en viáticos, en gastos superfluos. Mil millones de pesos. ¿Qué? ¿No puede la Secretaría de la Función Pública hacerse cargo de eso?”, preguntó el Presidente.
Las reacciones a tan oscuros propósitos han sido pálidas. Ha prevalecido la pasividad. Pero hay algunas que sí han estado a la altura del desafío. Es el caso de la panista Laura Rojas, expresidenta de la mesa directiva en la Cámara de Diputados: “Eso supondría volver a la opacidad y dar manga ancha a la corrupción”, escribió en Twitter. La legisladora hizo notar que el Inai tiene autoridad sobre todos los poderes y niveles de gobierno. No es el caso de la SFP.
Afortunadamente, la decisión no le toca al Ejecutivo. Se tiene que reformar la Constitución y eso requiere de una mayoría calificada (dos tercios) en ambas cámaras.
Morena la tiene en San Lázaro, pero no en el Senado. El gobierno posee instrumentos para apretar a la oposición. Ya lo ha hecho. Pero en este caso sería alta traición si alguno de ellos vota a favor de la opacidad. Ni más ni menos.
El Inai es el organismo autónomo que defiende el derecho de los ciudadanos a obtener información pública. Es de todas y todos. El día de hoy, más que nunca, la información puede salvar vidas, dice el comunicado de ese instituto.
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