A Liópez le gusta la idea de la amnistía. En alguna página escribió que ofrecería una de las grandes (amnistía, se entiende) a los integrantes de la mafia en el poder, él no se envuelve en el velo de la venganaza; en campaña hacia 2018, Liópez afirma que no descartaría ofrecer una amnistía, ese perdón de penas otorgado por el Estado, a los líderes de los grupos delictivos: “Hay que hablar con los mexicanos y hay que plantearles que necesitamos paz y que todos podemos ayudar a que haya paz en el país. Vamos a explorar todas las posibilidades, desde decretar una amnistía, escuchando también a las víctimas, hasta exigir al gobierno de Estados Unidos que lleve a cabo campañas para aminorar el consumo de drogas”.
Si Gil ha comprendido algo, cosa improbable, esta es una de las grandes ocurrencias que ha arrojado Liópez a la arena pública: amnistiar a los grandes capos, a Los Zetas, a los sicarios, a los cientos de narcos y a sus redes criminales. ¿Y el dinero apá, se los dejamos? ¿Y los cargamentos de droga desparecen por arte de magia? ¿Y la matazón se acaba en el acto? ¿Y las leyes del mercado? En fon, mientras se le dan los toques políticos y jurídicos, mientras se afina el camino que conduce a la negociación en la cual se sentarán los representantes del Estado a charlar con tan finísimas personas, pasarán más de seis años. Es que de veras, ni como promesa de campaña.
Qué hacer
Ahora mal sin bien. ¿Quiere todo esto decir que la estrategia, por llamarle de algún modo, de la guerra contra el narco de Calderón y Peña Nieto debe seguir adelante? No. El baño de sangre, la guerra civil deben terminar, los números de la inseguridad son monstruosos? En un tuit, Héctor Aguilar, vecino de esta página del directorio puso la llaga en el dedo, o como se diga: “Amigos: lo que hace falta es plantrearse la legalización de las drogas. Si AMLO está dispuesto a lo más, que es la amnistía, porque no plantearse lo menos, que es la legalización”.
Que Gamés recuerde, Liópez nunca ha tocado el asunto de la despenalización de las drogas, y si lo toca será para decir que no está de acuerdo, no va a jugarse unos votos por alguna convicción, aunque bien pensado, quizá su convicción sea que hay que perseguir, castigar y amnistiar.
Gil lo leyó en su periódico Excélsior y en una nota de Ángel Galeana: Liópez ha dicho que una comisión de la verdad investigará el caso de los estudiantes de Ayotzinapa y otros crímenes que han afectado al país. Gil se llevó los dedos índice y pulgar al nacimiento de la nariz y caviló: supongamos que después de las investigaciones de la comisión de la verdad, la conclusión arroja que hay funcionarios, militares, policías que incurrieron en delitos, Gil supone, por favor.
Entonces esas terribles personas que han trabajado para el Estado, deben ser castigadas y quizá sentenciadas por severos jueces. Así las casas (muletilla patrocinada por Grupo Higa), el país se encontraría ante el estrafalario caso en el cual le otorga generosa amnistía al Mayo Zambada y encierra en prisión a empleados del Estado mexicano enredados en un caso enturbiado por todas todas las fuerzas políticas. Como dice un amigo de Gilga: ¿eso queremos?
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