Acudimos la semana pasada a lo que sucintamente puede describirse como la captura de la CNDH por el gobierno y por Morena, el partido gobernante.
Por primera vez ha sido nombrada presidenta de esa comisión una persona que es militante abierta y activa del partido en el gobierno.
También, por primera vez, una persona que no es abogada.
Por primera vez una persona cuyo retrato hablado fue hecho por el Presidente en una conferencia de prensa.
Por primera vez, sobre todo, la presidenta de la Comisión fue elegida en un proceso fraudulento.
Luego de varios intentos de obtener la mayoría calificada que exige el nombramiento, luego de haberse vencido una vez el plazo para la nominación, luego de no haber renovado la terna para el segundo plazo, como manda la ley, finalmente la mayoría en el Senado de Morena decidió desaparecer dos votos de los 116 emitidos para poder alcanzar la mayoría de dos tercios sobre los 114 votos restantes.
Tratando de contestar la acusación de fraude que venía de las bancadas opositoras, el coordinador de Morena en el Senado, Ricardo Monreal, puso un tuit que confirmaba, con la simple suma de sus números, que, en efecto hubo 116 votos y no 114.
El tuit dice:
“La presidencia de la @CNDH en el @senado mexicano se votó así: 57 Morena, 3 PT, 4 PES, 5 PVEM, 22 PAN,15 PRI, 7 MC, 2 PRD, 1 IND”.
Eso sumado da 116 votos. Para alcanzar las dos terceras partes, se requerían 78. La nominada, Rosario Piedra Ibarra obtuvo solo 74.
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