febrero 23, 2025

Recomendamos también: Aguinaldos, por Gil Gamés

Compartir

Gil acusa cansancio, arrastra el sarape por el amplísimo estudio y nadie le deposita en su cuenta bancaria un bono de fin de año, ni secreto ni público. Nada de nada. En cambio los diputados, ni se diga, se repartieron con el cucharón del pozole. Vénganos tu reino y hágase señor tu voluntad en la partida secreta. Gil lo leyó en su periódico El Universal. El presidente de la Cámara de Diputados, Javier Bolaños Aguilar, cometió una declaración de luz meridiana: “Lo digo con mucha claridad, muchas de las percepciones que recibe el diputado no es directamente para que lo utilice de manera particular, sino que tiene que ver con el personal que está a su cargo, que no están dados de alta en la Cámara; hay legisladores dos o tres o hasta cuatro casas de gestión en sus distritos, en sus municipios, y hay que pagarle al personal que los atiende, las gestorías, la atención ciudadana que hay que dar”.


Bien y mal visto, a los diputados apenas les alcanza para ayudar al ciudadano, a veces tienen que lavar y planchar ajeno para sacar el mes. Anjá. Los 150 mil pesos extras del llamado “bono secreto” los gastarán en gestorías y en su personal, es decir, un ejército de asesores. Gestoría 1: Pedro, compre unas cinco cajas de un tinto Rioja, de los buenos, no como el del año pasado, que sabía a orines de gato. Gestoría 2: Juana, una caja de whisky single malt, como ése que toma Gil Gamés. Gestoría 3: José, latería fina a granel y ni se diga del bacalao, el pavo y los confites. Listo: hemos gastado el bono secreto en asuntos ciudadanos de primera importancia. Señores diputados, se ve mal, el país no se empobrece con la entrega de ese bono, pero ustedes quedan como para el arrastre lento. Es verdad que muchos diputados han rechazado el bono. Pas mal, pero la mayoría ya mandó a sus asesores a las famosas gestorías.


Más información en: http://bit.ly/2hAguiT

Autor