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Día 30: Le entregan en las manos una hoja con opciones de vuelos de Caracas a la Ciudad de México. No sabe si lo que está pasando es verdad. Quiere pensar que sí porque tres días antes cayó en una crisis y juró que ahí moriría, sin ver a sus hijos y a su esposo, escondida en una habitación durante un mes, rodeada de libros de Antropología e Historia que nunca pudo leer porque el único foco era insuficiente.

 

—Elija un vuelo, se va hoy— le dijo Eréndira Araceli Paz Campos, embajadora de México en Venezuela.

 

—¿Cómo? No tengo siquiera tarjeta de crédito, dinero— respondió Marisela Tovar Arroyo, su huésped, su refugiada—. ¿Me voy a ir? ¿Me van a acompañar?”, agregó en medio del temor de no poder siquiera llegar en libertad al Aeropuerto Simón Bolívar.

 

Más información en: http://eluni.mx/2simDVX

 

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