Poco ha hablado públicamente el doctor José Narro Robles, exsecretario de Salud, del manejo del COVID-19 en el país.
Lo hizo ayer con este reportero. Una charla telefónica —sana distancia obligada— en la que se mostró crítico con el manejo que el gobierno le ha dado al COVID-19, pero también propositivo.
Empezó por dejar claro que ni el presidente López Obrador ni el subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell, vocero oficial en el tema, son culpables de la pandemia. “No es un problema político. Es un problema mundial”, destacó.
Pero sí le dejó un raspón a López-Gatell que “un día dice una cosa y al día siguiente otra”. Narro reprochó al subsecretario de Salud su afirmación de que “ya se aplanó la curva”.
“¿Cómo puede sostener eso? En la última semana —del 29 de abril al 5 de mayo— hubo 9 mil 234 casos y 938 defunciones. Llegar a los primeros 6 mil 500 datos positivos nos tomó 49 días. Alcanzar los segundos llevó ocho días. Acumular los terceros sólo seis días. Los 6 mil 500 más recientes únicamente cinco días”, dijo.
Hablamos con él antes del corte de ayer. La SSA reportó un total de 27 mil 634 casos confirmados y 2 mil 704 defunciones. ¿De verdad aplanamos la curva?”, preguntó el exrector.
Y más: “¿Cómo es posible que nos digan que en dos días estaremos en pico, cuando Sheinbaum propone posponer la celebración del Día de la Madre para el 10 de julio?”.
El exrector de la UNAM recordó que primero nos dijeron que volveríamos a la normalidad el 19 de abril, luego que el 30 de abril, ahora que el 17 de mayo podría levantarse el confinamiento en 900 municipios con baja incidencia y el resto del país el 1º de junio.
Esos cambios confunden y mandan un mensaje equivocado a la población: Ya pueden relajarse.
Las estadísticas apoyan su comentario. La cantidad de pruebas que hacemos en este país, por millón de habitantes, es de apenas de 776. Esto nos coloca como el número 147 a nivel mundial. El 80 por ciento de los infectados son asintomáticos o casi. Ni cuenta se dan de que están infectados. Pero son portadores y agentes de contagio.
“Era indispensable hacer las pruebas para saber dónde estamos”, concluye el exrector de la UNAM.
Puso el ejemplo de Corea del Sur, Islandia, Singapur, que sí rastrearon el virus y están en vías de controlar la pandemia.
Habló también del Modelo Centinela. Sabe que ese sistema se usó en épocas de influenza. La diferencia con el COVID-19 es que este no tiene temporalidad. No sirve para dar estadísticas confiables.
López-Gatell dijo que había que multiplicarlo por 8.3 por ciento para darnos una idea de cuántos contagiados hay.
No hay duda de que es un reflejo de que ya no están controladas por sus “seguidores”. Una pregunta derivada de una dudosa afirmación del Presidente: ¿En serio su gobierno no tiene bots? Una sugerencia: que le pregunte a su vocero Jesús Ramírez.
Más información: https://bit.ly/2YJa2f4