Antonio Solá, célebre director de campaña de Felipe Calderón en 2006 (autor del eslógan de esa campaña: ‘un peligro para México’), está de gira por México y ha concedido entrevistas a varios medios. Para él, “si estás mal en las redes sociales como candidato, sí puedes perder una elección”.
“Las redes sociales no prescriben el voto todavía. Tú como medio y los medios tradicionales, televisión, radio y prensa escrita, son los que marcan la agenda en la vida diaria noticiosa, informativa y también la marcan en las redes sociales”, explica a El Universal el consultor español, con pasaporte mexicano, pero residente en Miami.
En cambio, lo que sí han hecho es cambiar las formas de hacer campaña: “Si tú estás bien en las redes sociales vas a poder competir en una elección, pero es importante saber que si estás mal en las redes sociales como candidato, sí puedes perder una elección”.
El mundo se encuentra en estos momentos, en materia de opinión pública, medios y TICs, en un periodo “entre dos reinados, el de los medios tradicionales y el de las redes sociales futuras; estamos en transición”.
En su opinión, los factores más característicos del momento político mexicano, y que contribuirán a definir la contienda por la Presidencia, son el descontento y la ira contenidos en las redes sociales.
“Se viene una elección muy complicada; ahora las elecciones son muy competidas. México vivirá una en la que se pondrán en juego algunos parámetros y valores nuevos de su sociedad. Pienso que el mexicano está sometido a una tensión muy grande, tiene un alto componente de ira contra el sistema político, contra este sexenio que termina”.
Quien canalice mejor ese fenómeno emocional de los mexicanos, va a ganar; y ahí es donde creo que el que hoy está canalizando mejor ese enojo, ese encabronamiento, ese emputamiento, es Andrés Manuel López Obrador, (aunque todavía) falta mucho”, destacó.
El consultor en comunicación política que manejó las campañas presidenciales de Calderón, Juan Manuel Santos, Mariano Rajoy y Otto Pérez Molina, entre otros, en 2006 ideó la campaña de ‘un peligro para México’ contra López Obrador.
“Éramos un equipo de trabajo y hay que darle crédito a todos. Yo escuché por primera vez lo de ‘un peligro para México’ a Calderón en un discurso en Mérida; me llamó la atención, lo retomé, lo llevé a la mesa, se creó un concepto y se fue desarrollando”.
Claro que López Obrador “cometió el primer error cuando llamó al presidente Fox ‘chachalaca’, esa fue la primera entrada; fue un gran error tirarse contra un Presidente que no era competidor y con un alto grado de aprobación”. El segundo agujero fue ‘un peligro para México’ asociado al tema de la deuda de la capital y una serie de razones que estaban en la discusión de campaña.
AMLO “tardó 20 días en salir con una defensa óptima, y después vino el segundo debate, en el que acusó a Calderón del caso Hildebrando; cuando ya reaccionó fue muy tarde, él perdió la elección. Yo siempre he sostenido eso, quien fue perdiendo puntos fue López Obrador y le entraron las balas”.
Hoy, 12 años después, es obvio que AMLO “ya no es un peligro para nadie” y si no comete errores y no se da una alianza PRI-PAN en el terreno podrá ser Presidente. Pero advierte que ahora el mayor peligro para Andrés Manuel puede ser el mismo López Obrador, pues “le faltan cosas por hacer que le permitan aumentar su ventaja y rebasar los 40 puntos”.
López Obrador representa los valores del mexicano, ese es su activo, pero “su principal negativo es que él puede ser enemigo de sí mismo: Es un mal de muchos candidatos y, a veces, se dañan a sí mismos, no escuchan, no atienden la mesa de la estrategia. Eso podría ser un peligro para él en la campaña”.
López Obrador debe administrar, además, el ingreso de otros políticos para no cometer errores y que se vuelvan un negativo de la campaña; y es que “si él y su equipo creen que ya ganaron, están equivocados. Cometer errores lo tumbaría” otra vez.
Por otra parte, la analogía de AMLO con la Venezuela chavista la ve como una mala jugada; “aquí existen instituciones; en Venezuela sus instituciones fueron violentadas. Eso no va a pasar en México, seamos serios: Quienes hoy hablan de un peligro para México vinculándolo a (AMLO con) Venezuela, están en una estrategia equivocada”.
Ahora López Obrador es más práctico, “llevándose a panistas como Gaby Cuevas, que estuvieron en la campaña de 2006; yo creo que ha dejado este talante brusco de ir a los pozos petroleros, no plantear ideas absurdas. Ha evolucionado en 12 años; nadie se extraña de eso, no. Los ciudadanos han evolucionado. La democracia mexicana hoy es otra y, bendito sea Dios, es una democracia mucho más madura, donde un candidato con ciertos ideales puede ganar”.
De los otros actores de la contienda, ve a Ricardo Anaya como el competidor más complicado para López Obrador; es más joven pero tiene algunas complicaciones en cuanto al discurso.
No termina de sacudirse el lastre de haber formado parte de ese PAN que gobernó con Calderón y Fox; su negativo más importante es que el puntero lo junta en algo que ha denominado ‘PRIAN’, y es el sistema tradicional con el que la gente está molesta, explicó.
A José Antonio Meade, lo analiza “inserto en una trituradora gigantesca del propio sistema PRI y del sistema político: Es un candidato equivocado para el momento actual en el PRI, creo que está en el lugar y la hora equivocada”.
Esa candidatura más técnica y ciudadana no le está funcionando, añadió, porque además esa trituradora le levanta los negativos de manera muy fuerte, muy rápido. Tiene gran experiencia, ha estado en dos gobiernos, pero no le va a ser suficiente para romper con el sistema, y ese es su principal problema.
De los independientes, piensa que no van a jugar un papel determinante para ganar, pero sí pueden hacer perder la elección: “Por ejemplo, si está muy justa la elección, Zavala le puede quitar a Anaya puntos importantes, y El Bronco habrá que ver a quién le puede quitar, si a Meade o a López Obrador”.
Rechaza que él sea el rey de la guerra sucia: “Soy, en todo caso, un hombre que le gusta salir a jugar en las campañas electorales y pelearlas; lo que hago son campañas de contraste: Me gusta salir a ganar el partido, dar patadas y que el árbitro me pite, si es el caso”.
aml