La reelección de Rosario Piedra Ibarra como presidenta de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) generó rechazo entre importantes organizaciones, entre la oposición e incluso entre algunos de los propagandistas del gobierno.
El Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez lamentó la designación de Piedra Ibarra, y consideró que con ella se ha premiado “una gestión caracterizada por el debilitamiento institucional, la inacción y la pérdida de autonomía”, además de que fueron ignorados los estándares internacionales de no reelección de ombudsperson. “Mal mensaje sobre el lugar de los #DerechosHumanos y la rendición de cuentas en el sexenio que inicia”, publicó en sus redes sociales ese organismo.
Posteriormente, en un artículo el Centro acusó que “la actual CNDH no investigó a profundidad las quejas sobre eventos recientes; que protegió en sus recomendaciones a las Fuerzas Armadas; que omitió interponer acciones de inconstitucionalidad ante leyes regresivas de la anterior administración, y que fustigó con sus comunicados a sus críticos, se impuso la definición política de avalar la reelección”.
Añadió: “Otros cinco años de partidización grosera e ineficacia generalizada redundarán en que las miles de víctimas del país no cuenten con una institución de derechos humanos en la que puedan confiar pues ésta seguirá entregada al proyecto político electoral en boga”.
Finalmente, enmarcó la reelección en el asalto a instituciones como el Poder Judicial y organismos autónomos, y anotó que “el acatamiento acrítico y precipitado del destructivo ‘Plan C’, con formas desmesuradas y soberbias, no augura nada bueno para el país”.
Por su parte, el Observatorio de Designaciones Públicas también fue lapidario con la designación de Piedra Ibarra, ya que la consideró como “un mensaje desesperanzador para las víctimas del país y la crisis de derechos humanos. El @senadomexicano obvió todos los argumentos en contra y privilegió contar con un perfil parcial y cómodo para el gobierno”.
Recordó que Piedra Ibarra no estuvo dentro de las mejor evaluadas del proceso de elección, además de que durante el Parlamento Abierto se evidenciaron las fallas de la CNDH bajo su gestión, además de que “se evidenció que fue el criterio político-partidista el considerado para colocarla en la terna final”.
Agregó: “La designación manda un mensaje de profundo desdén y de imposición de parte del partido mayoritario, pues se contrapone con la defensa de las personas víctimas de violaciones a los derechos humanos y con la posición de cientos de organizaciones de la sociedad civil que señalamos su desempeño parcial y a favor del gobierno”.
La organización Selvame del Tren tuiteó: “En último lugar en la evaluación. Rosario Piedra fue reelegida como presidenta de la CNDH. Esto demuestra la importancia de los DDHH para este gobierno de ‘humanismo mexicano’”.
En el ámbito político, la oposición también reprobó la reelección de Piedra Ibarra. El coordinador de Movimiento Ciudadano, Clemente Castañeda, calificó la designación como “petrificación “ del organismo de derechos humanos, como “nuevo atropello que deja en estado de indefensión a las personas”, y consideró que la CNDH “se convierte en cómplice del poder”.
El panista Ricardo Anaya escribió: “Cuando creemos haberlo visto todo, nos vuelven a sorprender. En un acto de total exceso y desmesura, Morena reeligió a Rosario Piedra”.
El presidente nacional del PRI, Alejandro Moreno Cárdenas, comentó que votó contra la reelección de Piedra Ibarra y criticó su “gestión sin resultados y sin sensibilidad”. Agregó que la actual era una oportunidad para poner a la comisión “al servicio de las mexicanos y los mexicanos frente a los abusos del poder, no de mantenerla en el camino de la incompetencia”.
Emilio Álvarez Icaza, dirigente del Frente Cívico Nacional y quien fue comisionado de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, consideró lo acontecido como una demostración de que a Morena y a sus gobiernos “no les importan los derechos humanos en lo más mínimo”, y que lo que vendrá serán “5 años más de sumisión, omisión y complicidad”.
Para el expresidente del Instituto Nacional Electoral, Lorenzo Córdova, la CNDH ha sido capturada por Morena, lo que la ha convertido en “una vergonzosa extensión del poder gubernamental. Un órgano que no sirve para nada más que para servir, aplaudir y ser propagandista del poder”.
Para Ciro Murayama, exconsejero del Instituto Nacional Electoral, detalló las razones del partido en el poder para aprobar la reelección: “El nombramiento de Rosario Piedra, según Morena, se debe: 1) a la lucha de su mamá, 2) a una razón de Estado. Entonces resulta que: 1) En México ya hay ius sanguinis para acceder a cargos públicos ¿no éramos una república? 2) Que el Estado es un señor que vive en un rancho”.
Ni siquiera buena parte de los propagandistas oficialistas aprobaron la reelección, como fueron los casos muy emblemáticos de Julio Astillero (que calificó la gestión de Piedra Ibarra de “deplorable”), Viridiana Ríos (quien acusó a Piedra Ibarra de “nepotismo” y de representar “lo peor del partido en el poder”) y Vanessa Romero (quien consideró por adelantado que sería vergonzosa su designación).
Y cómo no, si hasta la presidenta Claudia Sheinbaum, cuestionada sobre lo ocurrido, lacónica y malencarada se limitó a decir: “Es una decisión del Senado la que se tomó ayer, eh, y hasta ahí”.