En este sexenio, la economía mexicana fue la segunda peor de América Latina, tan sólo superada en su pésimo desempeño por la economía argentina, pues tuvo el crecimiento anual más bajo desde el gobierno de Miguel de la Madrid.
Por ende, el ingreso per cápita no mejoró. Aunque no se redujo, se estancó en niveles similares a los de 2018: alrededor de 8 mil 800 dólares anuales.
Según datos difundidos este martes por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), a pesar de las afirmaciones alegres del presidente Andrés Manuel sobre la fortaleza económica, el país tuvo el menor crecimiento de toda América Latina después de Argentina, nación que ha vivido una inflación crónica por muchos años y que se ha vuelto ejemplo de descontrol económico.
El promedio anual de crecimiento del gobierno de AMLO no llega ni al uno por ciento, a pesar de que en julio de 2018 prometió tener un promedio de 4% anual, aunque tras varios descalabros, como la gravísima contracción de 8.5% en 2020, que fue continuación del crecimiento de cero en 2019, desestimó la validez de estos indicadores.
El “Estudio Económico 2024” de Cepal ubica a México en la penúltima economía de América Latina. La peor fue Argentina, con una caída de 0.23% anual en los últimos seis años. Indica el estudio que México tardó dos años en recuperarse del impacto económico de la pandemia, mientras que casi todos los países se recuperaron en un año.
Se recordará que el gobierno de AMLO se negó rotundamente a apoyar a empresas afectadas por el cierre económico y tampoco quiso implementar un apoyo básico universal para paliar los efectos del desempleo. En lugar de ello, siguió con el gasto programado en sus obras emblemáticas, como el Aeropuerto Felipe Ángeles, la Refinería Dos Bocas y el Tren Maya.
Ante los descalabros económicos la reacción de AMLO fue asegurar que los indicadores económicos eran medidas “neoliberales”, que no indicaban el grado de “felicidad del pueblo” y que era necesario desarrollar nuevos parámetros “de bienestar”.
Cuando se registraban cifras halagüeñas para el gobierno, entonces tanto el presidente como diversos funcionarios se ufanaban de las mismas como muestra de la fortaleza económica y el manejo responsable de las finanzas.
Una de las presunciones más frecuentes fue la fortaleza del peso frente al dólar, que, aunque no es producto de algún mérito gubernamental, el presidente celebró como logro en cada ocasión posible. Cuando el peso se depreciaba, entonces achacaba tal situación a factores externos.
A lo largo del sexenio el presidente presumió continuamente como un gran logro los muchos millones de dólares que envían los mexicanos en el extranjero, auténtico sostén de la economía, por más que tal nivel de remesas sea en realidad una muestra de la falta de oportunidades de empleo y desarrollo al interior del país.
ofv