febrero 22, 2025

Campaña de Sheinbaum contra NYT provoca burlas; el diario refrenda la defensa de su reportaje sobre fentanilo 

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La intensa campaña lanzada desde el gobierno federal contra el reportaje del New York Times sobre una cocina de fentanilo en Sinaloa, resultó contraproducente para el oficialismo, pues con excepción de los afines a la 4T, usuarios y periodistas criticaron y refutaron las explicaciones “científicas” ofrecidas en la mañanera el 2 de enero. 

En redes sociales, incluido WhatsApp, los usuarios compartieron profusamente reportajes de otros medios que documentan lo mismo: la posibilidad de sintetizar fentanilo (y otras drogas) en instalaciones clandestinas, rudimentarias y con mínimas medidas de seguridad. Muy compartido fue el reportaje de Reuters “Fentany’ls deadly chemistry: how rogue labs make opiods” que documenta justamente un laboratorio clandestino de fentanilo en Sinaloa y reporta condiciones análogas al reportaje del NYT. Este reportaje es de julio de 2024 y al parecer en el gobierno de la 4T no estuvieron nunca enterados de su existencia. 

Por su parte, la dirección del diario norteamericano se posicionó nuevamente respecto la campaña desplegada masivamente por el gobierno de Claudia Sheinbaum, que acusó al diario de mentir y simular una cocina de fentanilo para crear la “idea” de que en México se sintetiza la sustancia. 

El segundo comunicado, publicado a las 4:25 de la tarde en la cuenta de X del diario, refrenda su confianza y respaldo al trabajo de las reporteras Natalie Kitroeff y Paulina Villegas. 

“The New York Times sigue respaldando todos los aspectos de nuestros informes sobre la producción y realización de pruebas con fentanilo en México, para los que nuestras periodistas reportaron –con gran riesgo personal—, el alcance y las operaciones de estas instalaciones. Si bien peligrosa, la síntesis de fentanilo ilícito en México bajo condiciones improvisadas similares a las vistas por el Times está bien establecida. El papel del periodismo independiente es documentar el mundo tal como es, sacando la verdad a la luz en beneficio del público en todas partes”. 

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El eje de la campaña emprendida por el gobierno de Sheinbaum fue la supuesta imposibilidad de sintetizar fentanilo en una instalación no profesional como la mostrada en el reportaje del 29 de diciembre del NYT. El director del IMSS-Bienestar, Alejandro Svarch, fue colocado como el rostro de este “desmentido científico” para afirmar que si fuera cierto que se cocina fentanilo en esas condiciones, los cocineros hubieran caído “fulminados”.  

Por su parte, Sheinbaum fue tan lejos como para decir que “todos sabemos” que el fentalino lo hacen “las farmacéuticas”. 

La postura del oficialismo, como ya se documentó en una nota anterior de etcétera, se esparció mediante medios de comunicación afines y cientos, quizá miles, de cuentas en redes sociales. Todos los participantes en la campaña enfatizaron la imposibilidad “científica” de sintetizar fentanilo en las condiciones mostradas por el diario. Muchos compartieron las imágenes de un “verdadero” laboratorio clandestino de fentanilo, uno ubicado en Canadá, que ciertamente poseía instalaciones profesionales, lo que fue usado como argumento para desmentir al medio. 

Pero las redes sociales críticas al gobierno se apresuraron a desentrañar la explicación del gobierno. En primer lugar se hizo notar el enorme nerviosismo de Svarch al hablar del tema en la mañanera y en segundo lugar, su falta de credenciales. En tercer lugar, se desmintió la aseveración de Svarch en el sentido de que no existe algo como “tolerancia” a la droga. Tan existe, respondieron en diversas cuentas, que es por eso que los adictos requieren dosis cada vez mayores.  

Sobre la explicación de la química militar Juana Peñaloza, que barajó argumentos y términos técnicos, pronto hubo tuiteros que emprendieron una disección profunda de sus dichos. Se recordará que Peñaloza dijo que no se ve en los videos la presencia de ciertos precursores, lo cual indica que no se puede concluir que se sintetice fentanilo en la cocina documentada. En este sentido, hubo críticas hacia la milicia, por prestarse a una campaña para lavarle la cara al gobierno. Además, se señaló que hay diversas maneras de sintetizar la sustancia y sobre todo, que al ser un “trabajo” ilícito, las condiciones no cumplen ningún estándar. 

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Muchos usuarios, entre la mofa y la explicación seria, comentaron que difícilmente un grupo criminal cuidará las condiciones laborales de sus integrantes. Hubo quien bromeó al decir que seguramente Protección Civil, Profeco, Cofepris, Secretaría de Salud y Secretaría de Economía estaban al pendiente de las condiciones de dichas cocinas. 

En este sentido, el director de etcétera, Marco Levario Turcott ironizó: “Dice Claudia Sheinbaum que la producción de fentanilo difundida por The New York Times no reúne los requisitos de calidad fijados por Profeco”. 

La periodista Dolia Estévez comentó: “¿Qué alega Palacio Nacional? ¿Qué el video del NYT es fake o que México no fabrica fentanilo? Lo primero puede ser debatible, lo segundo no. Está comprobado mas allá de toda duda que México fabrica el grueso del fentanilo que cruza la frontera. Vía Congressional Research Service”. 

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La senadora Lilly Téllez criticó de esta manera: “La presidente Claudia La Secretaria, como buena secretaria, sigue lo que le dicta AMLO sin cambiar una coma. Niega la existencia del laboratorio de fentanilo que exhibió el @nytimes, en lugar de solicitar los datos al periódico para desmantelar a esa banda de criminales”. 

Pero las respuestas más contundentes y útiles para abonar a la comprensión de la manipulación del gobierno fueron aquellas que recordaron diversos reportajes de otros medios que documentan exactamente lo mismo. 

El más destacado, por su precisión científica y claridad, es el de Reuters, mencionado arriba. Este reportaje, compuesto básicamente de infografías y animaciones, es autoría de los reporteros Daisy Chung, Laura Gottesdiener y Drazen Jorgic. Este reportaje abre diciendo que la “industria de los opoides sintéticos está cimentada en una química sorprendentemente simple. Aquí está la ciencia detrás del fentanilo y como los “cocineros” clandestinos la hacen funcionar”. 

Siguen detalladas explicaciones sobre la composición molecular del fentanilo y cómo dicha molécula se puede “armar” como si de un rompecabezas se tratara, pues se conmpone de cuatro elementos o grupos moleculares. Si se consiguen dichos elementos, conocidos como “precursores” y se conjuntan en las proporciones adecuadas, se logra sintetizar el opioide. 

Debido a que algunos precursores están severamente restringidos, los cocineros de los carteles acuden con frecuencia a pre-precursores, lo que significa que, siguiendo la analogía del rompecabezas, consiguen “piezas” más pequeñas hasta que se consiguen los cuatro elementos básicos para “armar” el fentanilo. Asimismo, es posible sustituir los elementos necesarios por otros químicamente similares que producen efectos parecidos.  

Aquí es donde entra justamente la manipulación clandestina, pues en el fentanilo médico estas sustituciones son impensables, ya que producen una droga mucho más potente y peligrosa. Pero para los carteles esto no importa. Así, sustituyen elementos cuando es necesario, no se cuida la higiene, no se procura la seguridad de los cocineros y por supuesto, no hay problema si el producto resulta mortal. Además, es habitual que las pastillas salgan con potencias diferentes, pues no hay pesaje ni se procura que cada pastilla tenga la misma cantidad de fentanilo.  

De ahí que sea ridículo que el gobierno de Sheinbaum compare la producción de fentanilo médico, cuyo proceso sí es estricto y complejo, con la elaboración de una versión ilegal de este opioide y que use como argumento que en la cocina mostrada por el NYT no hay una instalación de ventilación adecuada. 

En redes sociales unos pocos usuarios que se identificaron como químicos, afirmaron que, aunque muy peligroso, cocinar fentanilo en las condiciones mostradas por el diario es totalmente posible. 

Otro reportaje que se compartió mucho fue uno elaborado por el medio británico Channel 4 (@Channel4) que en video reportó como se produce fentanilo en México. Los reporteros lograron que miembros de los carteles les permitieran documentar.  

Aunque el laboratorio reportado por Channel 4 es distinto al del NYT, pues se ve más equipado y los cocineros están más protegidos, las condiciones no dejan de ser rupestres, pues se usan cubetas de plástico y palos de madera para mezclar, jarras de plástico, coladores de verdura y cucharones de sopa para trabajar, se carece de sistema de ventilación, se trabaja en una casa común en obra negra. 

Sobre este reportaje, el gobierno de la 4T tampoco dijo nada, pues evidentemente no estuvo enterado. 

El reportaje de Reuters puede leerse AQUÍ. 

El reportaje de Channel 4 puede verse AQUÍ

ofv

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