Al estar elaborada en una plataforma de Adenovirus 5, la vacuna Sputnik V no funcionará, ya que se trata de un virus extremadamente común entre los seres humanos y millones de personas tienen anticuerpos, mismos que no dejarán actuar una vacuna basada en él, aseguró la especialista Irma Aguilar Delfín.
La investigadora y especialista en biotecnología dijo que ninguna agencia gubernamental seria, como la FDA norteamericana o su homóloga en la Unión Europea, dará jamás su aval a dicha vacuna, debido a los problemas técnicos que presenta.
Entrevistada por Ciro Gómez Leyva, la investigadora biomédica de la UNAM se sumó a las voces que advierten sobre la ineficacia de la llamada “vacuna rusa”, la cual no ha sido aprobada por la OMS, al no haber concluido la obligada Fase III que cualquier fármaco debe cumplir.
En el sitio web oficial de la vacuna, se afirma que “Sputnik V es la primera vacuna registrada en el mundo a base de una plataforma probada basada en vectores adenovirales humanos”. Sin embargo, el sitio web no precisa que el único registro con el que cuenta es precismente en su país de origen, ya que no ha sido aprobada por la OMS.
Según Aguilar Delfín, dicha plataforma de vectores adenovirales se basa específicamente en el Adenovirus 5, un tipo sumamente común de virus, que infecta decenas de veces a las personas a lo largo de su vida en diferentes variantes, provocando resfriados leves, diarreas y otras molestias. A la plataforma se le llama también “vehículo” y es la manera en que se transporta una parte del virus de la COVID-19 en el organismo para producir una respuesta inmune.
Aseguró que tiene muchos años que diversas vacunas basadas en la misma plataforma que la Sputnik han fracasado.
“El Adenovirus 5 es uno de los componentes que se usan para la vacuna Sputnik V, y que las farmacéuticas ya no usan. El punto central es que se intentaron hacer vacunas contra ébola, contra MERS, contra SARS, utilizando está “cáscara”, esta estrategia de hacer vacunas que se llama el Adenovirus 5 y no han servido”. Tales intentos tuvieron lugar hace más de una década.
“Ha habido estos intentos e incluso de las mismas empresas: Gamaleya y CanSino, han intentado hacer vacunas para ébola basadas en esta plataforma que están usando ahora para COVID y esas vacunas nunca lograron aplicarse porque no lograron ser suficientemente eficaces en humanos. Las vacunas que uno hace con esta plataforma funcionan muy bien en los estudios en animales, son muy prometedoras y al momento que uno las intenta usar en humanos ya no sirven”, alertó.
“El caso que fue muy claro y que hizo que todas las farmacéuticas en Estados Unidos renunciaran a usar Adenovirus 5, es la historia de la vacuna contra VIH de Merck, que se probó en el 2008. Fue un intento muy interesante de parte de Merck, era una esperanza muy grande que tuviéramos una vacuna contra el SIDA. Era muy prometedora en los estudios preclínicos, se intenta probar en un estudio clínico en dos sitios en África y falla rotundamente, tanto así que tuvieron que parar el estudio, porque las personas que estaban participando, recibiendo la vacuna se estaban infectando más que las que estaban recibiendo el placebo”.
Y, refirió, a pesar de los fracasos previos, la empresa que desarrolla Sputnik V retoma la misma técnica que ya se demostró inservible. Señaló que, en efecto, en los estudios Fase II, que son los que se hacen en animales, Sputnik puede funcionar bien, porque así pasa con las vacunas basadas en adenovirus. Pero no lo hace en seres humanos.
De acuerdo con sus explicaciones, las vacunas se elaboran utilizando una “plataforma” o “cáscara” tomada de un virus a la cual se le introducen elementos del virus del cual se quiere vacunar. A esto se le llama “vehiculizar el virus”. En el caso de la Sputnik V, dicha “cáscara” se ha tomado del Adenovirus 5, uno tan frecuente que prácticamente todas las personas, sobre todo, dijo, las de países “tropicales y pobres”, han desarrollado anticuerpos.
Eso significa algo muy simple: que al entrar en el organismo humano, una vacuna elaborada con una plataforma conocida por el sistema inmune, será “bloqueada” y el contenido de la “cáscara”, es decir, el SARS-Cov-2, nunca llegará a su destino, con lo que la función de la vacuna no se cumplirá.
Aseguró que la información al respecto está siendo obstruida tanto por los fabricantes rusos como por el gobierno federal mexicano. Dijo que es algo complicado de entender, ya que se trata de información muy especializada.
Los detalles son “bastante oscuros para cualquier que no sea un enamorado de la inmunología y haya estado leyendo sobre vacunas biotecnológicas por varios años. Yo tengo esas dos características, de modo considero que es mi responsabilidad tratar de explicar el problema técnico que veo y que los expertos de las agencias de medicamentos rigurosas también ven y por el cual jamás le darían una autorización a la vacuna Sputnik V”.
Y señaló que es “muy extraño” que los especialistas rusos hayan recurrido a una técnica que se ha desechado.
“Sí, es muy extraño que lo sigan usando. Los vacunólogos saben que no funciona. Los adenovirus se usan para fabricar vacunas pero originalmente son organismos (sic) que están en el ambiente y que causan infecciones leves en los seres humanos: infecciones respiratorias leves, diarreas, estamos expuestos a adenovirus muy fácilmente sobre todo en países tropicales pobres. Luego de tener esta infección el sistema inmune se acuerda, hace anticuerpos”.
Y esa memoria que desarrolla el sistema inmune lo que hará que la vacuna sea “bloqueada” al ingresar al organismo.
La excepción sería en personas que jamás hayan sido infectadas por un adenovirus, pero eso es improbable, ya que se trata de una clase de virus muy frecuente en seres humanos.
La doctora Irma Aguilar no es la primera en advertirlo.
En octubre de 2020, una breve nota publicada en el sitio web de la Asociación Española de Vacunología señaló lo siguiente, citando a la influyente revista The Lancet:
La revista The Lancet ha publicado un artículo en la sección de “correspondencia” firmado por cuatro investigadores especialistas en VIH en el que manifiestan su preocupación acerca de las vacunas frente al SARS-COV-2 que utilizan como plataformas el adenovirus 5. Se remiten a dos estudios clásicos, Step y Phambili, en los que se estudiaron una vacuna frente al virus de la inmunodeficiencia humana en fase IIb que iba vehiculizado en ese adenovirus y comprobaron cómo los hombres vacunados que eran seropositivos a Ad5 a la entrada al ensayo, y no circuncidados, tenían un riesgo incrementado de adquirir VIH en los primeros 18 meses del estudio. El mecanismo potencial pudiera ser debido a que los participantes con altos títulos de células T específica de adenovirus 5 prevacunales se asociaban con una magnitud reducida de respuestas T específicas de CD4+ y CD8+ frente a VIH que podrían interferir en las respuestas inmunes deseables.
Los autores enfatizan en que es precisa una cuidadosa consideración de la seguridad de estas vacunas de vectores Ad5, especialmente en países de alta incidencia de VIH, antes de seguir desarrollando vacunas frente al COVID-19 vehiculizadas en ese vector.
Las vacunas frente al SARS-CoV-2 que utilizan Ad5 son las de CanSino Biologics de China, la del Gamaleya Research Institute de la Federación Rusa y la de ImmunityBio de los Estados Unidos.