La Termoeléctrica de Tula, de la Comisión Federal de Electricidad, quema combustóleo con un contenido de azufre superior al permitido, rompiendo así las normas de seguridad ambiental, de acuerdo con un estudio realizado por la organización Iniciativa Climática de México realizado a partir de datos de la propia CFE.
No es solo el elevado contenido de azufre, sino que la Termoeléctrica usa combustóleo de manera indebida y en cantidades muy superiores al gas natural. “Infringe el permiso de generación emitido por la Comisión Reguladora de Energía (CRE) donde únicamente se autoriza a la central al empleo de gas natural”, señala la organización.
Es decir, no solamente quema grandes cantidades de combustóleo, en violación a su permiso de generación, sino que el que quema tiene un contenido de dióxido de azufre superior al que permite la norma de seguridad ambiental.
Desde hace mucho tiempo es sabido que dicha central es la fuente más “importante” de contaminación atmosférica de todo el Valle de México, pero de acuerdo con el documento titulado Estudio sobre la Central Termoeléctrica de Tula, Hidalgo, en la calidad del aire regional, realizado por el grupo de especialistas de la mencionada organización, esto se debe a que, para generar electricidad, utiliza el doble de combustóleo que de gas natural.
Y no es reciente: este estudio aborda el comportamiento de dicha termoeléctrica desde el año 2019, ya iniciado el actual gobierno, que defiende intensamente el uso de combustibles fósiles por encima de otras fuentes de energía. Los datos empleados en el estudio fueron entregados por la propia CFE por medio de una solicitud de transparencia.
Este gobierno acude al uso de combustóleo debido a que es un residuo de la refinación de petróleo crudo y México lo genera en grandes cantidades. Ya que no tiene otro uso, y por el afán que tiene la administración de Andrés Manuel López Obrador de generar ahorros, se emplea para quemarse en las centrales termoeléctricas, las cuales podrían funcionar 100% con gas natural, y reducir así las emisiones contaminantes.
Sin embargo, por falta de infraestructura, México no extrae suficiente gas natural propio y debe comprarlo a Estados Unidos, de ahí que, para bajar costos, la CFE utilice el combustóleo que genera Pemex, con el grave impacto en la calidad del aire.
El grave problema del combustóleo que emplea la Termoeléctrica de Tula, según el estudio, es su elevado contenido de azufre.
“A pesar de que la NOM-016-CRE-2016 señala que en el Corredor Industrial de Tula sólo debe utilizarse combustóleo con un máximo contenido de bióxido azufre de 2%, el combustible empleado por la central presentaba más de 3.5% de azufre en 2019”, anota.
Los especialistas señalan que durante 2019, año del estudio, la Termoeléctrica de la CFE quemó alrededor del doble de combustóleo que de gas natural: 1 millón 362 mil metros cúbicos de combustóleo contra 584 mil 196 metros cúbicos de gas natural.
Por medio de cálculos informáticos, los especialistas de la ICM encontraron que una sola de las chimeneas de la Termoeléctrica entrega a la atmósfera 312 metros cúbicos por segundo de contaminantes.
“Si la Central tiene un régimen de operación similar a 2019 para los siguientes años, las violaciones a las normas sobre calidad del aire de la Secretaría de Salud, son graves y ponen en riesgo la salud de los habitantes de la zona de influencia de las emisiones”.
Aun cuando la Central se encuentra en el estado de Hidalgo, los impactos contaminantes no se limitan a las zonas aledañas a Tula, sino que se extienden a todo el Valle de México y su área conurbada por la forma en que corren los vientos. Peor aún: al estar la Ciudad de México rodeada de cerros y montañas, es frecuente que el aire contaminado quede estancado.
El 5 de marzo pasado, la Comisión Ambiental de la Megalópolis (CAME) denunció que este 2021 se han elevado las concentraciones de dióxido de azufre en el aire del Valle de México, producto de las emisiones de la Termoeléctrica de Tula.
El director de CAME, Víctor Hugo Páramo, dijo a principios de mes que “durante este año se ha tenido un evento extraordinario, así le llamamos cuando hay una concentración de más de 200 partes por millón de SO2 en una hora, es como una nube, un pico que llega, ocurrió el 20 de febrero”.
Agregó que tan solo en enero y febrero de 2021 se registraron otros siete episodios de incremento de dióxido de azufre que rebasaron los valores permitidos por la norma. Todos los episodios se registraron en el Valle de México y su área conurbada.
Ahora, gracias a los datos revelados por la ICM, se sabe que la responsabilidad de este incremento de azufre en el aire es el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, por medio del director de la CFE, Manuel Bartlett, que permite que se violen diversas normativas ambientales con tal de generar ahorros en una malentendida “austeridad republicana”.