El presidente Andrés Manuel López Obrador atacó el mitin de la Marea Rosa realizado el pasado domingo ante el Instituto Nacional Electoral (INE), hizo una torpe, ignorante y deshonesta defensa de la sobrerrepresentación a la que antes se oponía, y añadió que dará un adelanto de un informe del origen de los recursos de una organización, aunque prácticamente dijo que se trata de Estados Unidos.
Un días después de la manifestación frente a la sede principal del INE, convocada por el Frente Cívico Nacional, la Marea Rosa y otras organizaciones, el mandatario trató el tema en su conferencia de prensa de este lunes, nuevamente con muy convenientes trampas, “olvidos” y acusaciones.
En su conferencia el tabasqueño brincó, sin orden ni concierto, del Tren Maya al mitin contra la sobrerrepresentación: “Ayer hubo una manifestación, ya con poca presencia pero todavía… Siguen mintiéndole a la gente. Estaba yo viendo algunos asistentes a la manifestación, y no tenían ni siquiera claro por qué se manifestaban, por toda la manipulación que han llevado a cabo”.
Según el macuspano, antes de él (of course) “no había democracia en sentido estricto. Era una oligarquía que dominaba, que mantenía un régimen antidemocrático, o era una oligarquía con fachada de democracia, pero no había un gobierno del pueblo ni para el pueblo”.
Empezó a hacer una defensa de la sobrerrepresentación, aunque desde el inicio aceptó su ignorancia (la que continuaría exhibiendo en toda su exposición al respecto) al decir que se requiere de abogados constitucionalistas para interpretar lo que solicitan los inconformes, “porque no es fácil entenderlos qué es lo que quieren”.
Afirmó que la Constitución es clara y hay una ley que establece cómo distribuir los plurinominales, “y así se ha hecho cuando a ellos les convenía: se aplicaba la ley al pie de la letra. Ahora, como no les conviene, quieren que se interprete la Constitución y que se interprete la ley, pero lo plantean con términos, con conceptos jurídicos que se necesitan especialistas”.
Agregó que “los conservadores” dicen, “primero, que la ley es la ley, y ahora hay que interpretar la ley: ya la ley no es la ley, ya está sujeta a interpretación, la Constitución, y la ley secundaria”. A continuación evidenció su ignorancia supina al preguntar: “Entonces, ¿quién va a interpretarla?, ¿quién tiene facultad para hacer eso?”. Por supuesto, no se respondió por lo señalado en la línea anterior.
Sobre el documento presentado por el INE, dijo que ni los asistentes a “la marcha” sabían de qué se trataba (tampoco él: por ejemplo, como lo dejó saber, ignora algo tan sencillo como la diferencia entre “teleológico” y “teológico”, o qué es un amicus curiae), y repitió lo de que para la sobrerrepresentación la Constitución dice “partido”, no “coalición”; pero evadió referirse a que, de acuerdo con una lectura de ese tipo al artículo 54, los partidos de las coaliciones que compitieron en el proceso electoral 2023-2024 no tienen derecho a diputados de representación proporcional pues no registraron 200 candidatos de mayoría relativa. Como siempre, López Obrador, haciendo como que no la hace, realiza una interpretación al contentillo, facciosa y deshonesta de los textos.
También, como era de esperarse, y pese a lo que ha ocurrido en su sexenio, López Obrador negó que los partidos Morena, del Trabajo y Verde hayan actuado como una fuerza política; sin embargo, allí están sus votaciones en el Congreso y su coalición electoral para demostrar lo contrario de forma palmaria. Además, después dijo que siempre sí, que “sí existen vínculos en todos los sentidos”, y reconoció el oportunismo de uno de los partidos que integran su alianza de gobierno: “Porque, si a esas vamos, yo recuerdo que el Verde estuvo con Meade, y luego con Fox (sic)”.
Reprochó a los partidos antes gobernantes: “¿Por qué antes, cuando a ellos les beneficiaba, no lo cambiaron, no cambiaron la fórmula?”. Sin embargo, ahora “olvida”, muy convenientemente, que el PRD, bajo su dirección, impugnó la sobrerrepresentación que en 1998 pretendía establecer el Congreso de Quintana Roo, porque consideraba que violentaba lo establecido en el artículo 54 constitucional. Entonces hasta la entonces ministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Olga Sánchez Cordero, le dio la razón. Con la hipocresía que le caracteriza, López Obrador ahora sí defiende la sobrerrepresentación porque a él y a su partido ahora les beneficiaría.
Sobre la reforma electoral que anunció en su sexenio, dijo lo siguiente: “Yo les propuse que no hubiese sobrerrepresentación porque mi propuesta es que no haya plurinominales, ¿y saben qué hicieron? Rechazaron mi propuesta”.
Sin embargo, cuando “su” propuesta de reforma electoral fue oficialmente presentada en su conferencia de prensa del 28 de abril de 2022 por Pablo Gómez, contra lo que López Obrador decía desde antes y dice ahora, no se desaparecían los cargos plurinominales, sino al contrario: ¡se eliminaban los de mayoría relativa! En efecto, lo que el titular de la Unidad de Inteligencia Financiera presentó, como él mismo lo dijo, fue un sistema electoral de… ¡proporcionalidad pura con el uso de métodos de listas!
Hace más de dos años de aquella presentación de la reforma electoral “de” López Obrador, hecha frente a él, y el tabasqueño no se ha enterado de que lo que se planteaba en ese documento es exactamente lo contrario a lo que ha estado postulando. Y con todo y eso reprocha a los asistentes al mitin que no entiendan lo que se pide.
Ante su ignorancia y falta de entendimiento, López Obrador prefirió recurrir una vieja fórmula: traer a colación a su “bestia negra”, Claudio X. González, a quien sigue exhortando a “que informe cuánto recibió, de quién y, sobre todo, cuánto dinero han destinado a la guerra sucia, en especial en mi contra”.
El macuspano prometió que el martes dará “un adelanto sobre lo que ha recibido esta asociación de gobiernos del extranjero (aunque no especificó cuál), también para seguirle recordando al gobierno de Estados Unidos que eso es injerencismo, porque ni modo que no sepan para qué usan ese dinero. ¿O creen ustedes que no saben? ¿Es para que en México no haya corrupción y haya transparencia, o es con propósitos políticos? ¡Claro que es con propósitos políticos!”.
Y, como si fuera autoridad en la materia, citó el fragmento de una canción de Juan Gabriel.