Pese a evidencias, la UNAM determinó que no hubo plagios en los trabajos de titulación de la ingeniera Xóchitl Gálvez ni de la física Claudia Sheinbaum, y enmarcó las respectivas denuncias en el actual proceso electoral, en el que rechazó verse involucrada, por lo que sólo dará resultados a denuncias similares cuando hayan concluido los comicios.
Después de que en septiembre fueron publicadas las notas periodísticas de etcétera y de El País sobre el plagio de Xóchitl Gálvez en el trabajo que presentó para titularse como ingeniera en computación, así como el del investigador universitario Guillermo Sheridan en Latinus acerca de la tesis que Claudia Sheinbaum para recibirse como licenciada en Física, surgieron denuncias acerca de ambos documentos, los que atendió la Universidad Nacional.
Pese a las evidencias mostradas sobre las partes copiadas, Sheinbaum rechazó haber plagiado, mientras que Gálvez aceptó que había tomado partes de otros trabajos sin las citas correspondientes, pero que sólo habían sido “seis párrafos” (luego se demostró que habían sido muchos más) y que su titulación fue por “experiencia profesional”. Luego sobre el asunto incluso declaró “la pendejié”, y se atuvo a lo que dispusiera la UNAM, ante cuyas autoridades incluso compareció.
Este viernes, tras las conmemoraciones por el Día de Muertos y en plena emergencia en Guerrero por el paso del huracán Otis, pese a las pruebas en contrario, la UNAM publica un comunicado en el que niega que las dos virtuales candidatas presidenciales hayan incurrido en plagio, en lo que más bien parece una decisión salomónico-electoral en la actual etapa política (no de otra forma se explica que simultáneamente se hayan dado a conocer los dos dictámenes y que ambos hayan ido en el mismo sentido).
Según el comunicado, el Consejo Técnico de la Facultad de Ingeniería concluyó, en el caso de Gálvez, que su documento es “un trabajo original que cumple con las finalidades de la modalidad de titulación con la que se graduó. A su vez, el dictamen solicita a la autora envíe las precisiones a las citas ausentes en su informe profesional”.
En referencia al caso de Sheinbaum, la que emitió el dictamen fue la Dirección General de Bibliotecas y Servicios Digitales de Información, la que halló que en la tesis de licenciatura de la hoy política morenista “no fueron halladas similitudes ni omisiones mayores en el reconocimiento de otros autores en la tesis analizada”.
A continuación la UNAM hizo una declaración eminentemente política: reconoce que sus dos exoneradas son “figuras públicas” y que las denuncias contra ellas están “enmarcadas dentro de la contienda político-electoral del próximo año” (ese proceso ya empezó, hay que aclarar).
“Debe quedar claro: la UNAM no puede, ni debe, verse involucrada en la disputa electoral”, declaró la institución.
Por ello, la UNAM obedecerá los tiempos político-electorales y a ellos subordinará procesos académicos; así, declaró que sólo emitirá dictámenes sobre plagios cuando “sea imprescindible la presentación de un grado académico para desempeñar un cargo de responsabilidad”.
Sin embargo, debido a su compromiso con el rigor y la honestidad académicas, las autoridades universitarias continuarán recibiendo denuncias “sobre presuntas irregularidades en tesis, tesinas o documentos equivalentes de aspirantes a puestos de elección popular, para su análisis y estudio, guardando estricta confidencialidad, y no se emitirá dictamen alguno sino hasta que el proceso electoral de 2024 haya concluido”.
La UNAM terminó señalando que continuará con sus “misiones sustantivas” y remató con el señalamiento de que “no debe ser un instrumento para fines ajenos a nuestras funciones académicas”.
Por supuesto, todavía está pendiente que la UNAM dé a conocer su dictamen sobre la tesis de licenciatura de Yasmín Esquivel Mossa, ministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, acto que ella ha evitado con diversas argucias legales.